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¿Vuelve la censura?

En 1995 se armó un escandalo sin igual por un film titulado SE7EN, que dirigió el, por aquel entonces, prometedor director David Fincher. El film, de temática tenebrista cosechó un éxito de público y crítica mientras algunos se tapaban los ojos al ver las violentas imagenes de la cinta (véase: un hombre gordo muerto atado de pies y manos obligado a comer hasta reventar).

¿Se imaginan que SE7EN hubiese sido censurada?

¿A qué viene todo esto?

Todo esto viene a cuento del escándalo formado por la penúltima entrega de SAW, que vió obligada a recortar su duración en salas por ser calificada X o hacer apología de la violencia (una clarísima metedura de pata por parte del Ministerio de Cultura/Srita González Sinde).

Y no solo eso, el escándalo ha saltado con A SERBIAN FILM, en la XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Los pases a esta película quedaron suspendidas por orden judicial mientras se investiga si incurre en un presunto delito contra la libertad sexual, cuando más tarde recibió un Premio Especial del Público en este certamen por «convertirse sin ser proyectada en símbolo de la libertad de expresión», según informaron sus organizadores.

Esta claro que alguien que califica una sexta o séptima parte de la saga SAW de esta manera no sabe, no conoce y no ha visto ninguna de las películas anteriores. Por que fliparía en colores.

Pero vamos al caso que nos ocupa, que es el de A SERBIAN FILM. Para hacernos una idea del film nos remontaremos al mismo guionista de SE7EN, Andrew Kevin Walker, que en ASESINATO EN 8 MM nos metía de lleno en el mundo de las Snuff Movies. Para los que no sepamos de que estamos hablando acudimos a la Wikipedia para decir que Las películas snuff son grabaciones de asesinatos reales (sin la ayuda de efectos especiales o cualquier otro truco). Su finalidad es registrar estos actos mediante algún soporte audiovisual y posteriormente distribuirlas comercialmente para entretenimiento.

Pero Walker nos metía una versión light de todo esto. En A SERBIAN FILM nos metemos de lleno y a lo burro. Y digo a lo burro porque basta con ver su plano final y si alguna vez llega a verse en España entenderéis porqué.

El film nos narra la historia de Milosh, el rey del Porno Serbio que ahora ya no trabaja. Lleva una vida agradable con su mujer y su hijo. Un día recibe la visita de una vieja amiga que le sugiere realizar un proyecto con un director desconocido. Hay mucha pasta en juego. Milosh acepta y comienza su pesadilla.

Una pesadilla de violencia, felaciones, violaciones, asesinato y pederastia. Si, pederastia. No se si es el tema más burro del film porque pasan tantas cosas con las que las personas normales apartarían la mirada que no sabría con cual quedarme. Vale si, tengo una en mente que no se si contaros. Vale, tapaos los oidos, no sigáis leyendo. La escena en cuestión es una violación del protagonista a una mujer atada a la cual rebana la cabeza con un cuchillo mientras la sigue violando. Muy fuerte.

Pero al fin y al cabo es cine. Estamos hablando en todo momento de ficción. ¿Censura? No, no se ha hecho daño a nadie en la vida real, no ha muerto ningún tipo de animal ni ninguna cosa así. No se promueve la violencia porque, en el film, el personaje se ve obligado, fozado a ello. ¿A santo de qué este cabreo por parte de la gente? Estamos ante un alegato en contra de ello.

La sensación que deja el film es contradictoria en el sentido cinematográfico. No estamos ante una obra maestra como el film de Fincher, ni siquiera de la calidad del segundo SAW (que dejaba que desear) pero desde luego es una película con un par de… ejem. Sabe a lo que juega, lo muestra sin tapujos y la gente que asista a su proyección se dará cuenta. No es apta para estómagos delicados. Es dura. Muy dura.


A Serbian Pollo en ´Las Horas Perdidas´

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