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No es país para viejos… ¿peliculón o no?

Según Ana Belén Pacheco peliculón

Hay varios Coen. Están los descarnados, violentos y a la vez poéticos de sus primeras cintas como Sangre Fácil, Muerte entre las Flores o Fargo y los gamberros que son capaces de tomarse todo a guasa con un sentido del humor algo peculiar como en The Ladykillers, Crueldad intolerable u O Brother!.

No hay término medio con ellos, o realizan una obra que roza la perfección o se pierden en devaneos pseudocomerciales. Para los fans de su primer cine hay buenas noticias. Los auténticos Coen han vuelto.

Y lo hacen por la puerta grande con esta adaptación de la novela de Cormac McCarth que recorre, en una surrealista persecución por Texas hacia Méjico, las peripecias de un rudo vaquero (Josh Brolin) que por argucias del destino encuentra en un ajuste de cuentas un maletín con dinero y para conservarlo emprende una huida desesperada. En su busca saldrá el implacable Anton Chigurh, un asesino a sueldo que tiene a bien jugarse a cara o cruz el exterminar a determinadas personas y que no pestañea a la hora de apretar el gatillo de su “poco usual arma”.

Inteligencia, fluidez de diálogos, frases cortas y mordaces, un negro sentido del humor y unos actores en estado de gracia acompañan el éxito de No es País Para Viejos. No estaría bien olvidar por la presencia de Bardem el desencanto que transmite el personaje de Tommy Lee Jones, acompañante y espectador de los destrozos de Anton, o la tremenda y contenida interpretación del ocasionalmente brillante Woody Harrelson como parte perseguidora. Es posiblemente el gran reencuentro de los Coen con el cine y lo más cerca que han estado del género de acción.

Poética en ocasiones con su tonos ocres, sus marrones y cobrizos del desierto contrastan con el reguero de violencia desplegado en la gran pantalla creando gracias a la soberbia interpretación de Bardem. Y es que es normal la lluvia de premios para un hombre que sin abrir la boca consigue en la segunda secuencia transmitir todo el odio, miedo y desasosiego de su personaje sólo con la mirada perdida mientras mata.

La persecución va in crecendo hasta terminar con un final redondo que no por abrupto deja de ser efectivo para una cinta cuya conclusión lógica y a la vez cíclica que está siempre en manos de la suerte.

Según Jose Luís Serrano, No.

Los Coen nunca han sido tipos que contasen con mi apoyo incondicional. Desde FARGO han tomado la dinámica que de ofrecer películas comerciales que aprovechaban el carísma de actores del tipo de Clooney para meternos de por medio películas un tanto tostón.

Eso sí, sin lugar a dudas NO ES PAIS PARA VIEJOS es su mejor película desde entonces y me atrevería a decir que una obra maestra… hasta sus últimos treinta minutos.

Por que es impresionante la tensión de la que goza la cinta durante el primer periodo de tiempo. Asistimos a la masacre de un asesino (que bebe del Dos Caras comiquero capaz de jugarse la vida de las personas a cara o cruz), impasible, bestialmente interpretado por Bardem y la supervivencia de un nada menospreciable Josh Brolin allá en Texas. Su punto culminante es el tiroteo y persecución de ambos personajes durante la noche y como se buscan ambos la vida para curar sus magulladuras y heridas.

El problema llega con los treinta minutos finales. Los Coen se pierden en un devenir de pensamientos donde quieren reiterar una y otra vez el por qué del título impuesto a la cinta. Terminan con personajes de forma tonta (no me trago, con lo listo que llea siendo todo el film, que Moss acabe de esa manera). Escenas de relleno típicas en ellos, diálogos un pelín cargantes y final de carpetazo y vamos a hacer otra película. Media sala no se podía creer en el cine que el film terminase así.

De obra maestra a mediocridad, su final la demerece tanto (lo acusa tanto el film) que terminamos acordándonos solos de lo buen actor que es Javier Bardem interpretando a un asesino sin escrúpulos. Pues vaya chasco.


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