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Kick Ass: El patán hecho héroe

Dave Lizewski es un estudiante de instituto con un único superpoder: es capaz de ser invisible ante las chicas). Su pasión por los comics hace que se pregunte el por qué nunca ha habido nadie que quisiese convertirse en un superhéroe. Y tal vez él deba intentarlo. De esta manera se convertirá en Kick-Ass una nueva clase de superhéroe, fielmente escoltado por Big Daddy y Hit Girl. Con la ayuda de Red Mist tendrán que enfrentarse al jefe de la mafia local Frank D´Amico.

Es probablemente una de las películas más esperadas al menos en internet y que ha generado bastante expectación. KISS-ASS toma como base de partida un punto de vista diferente y llamativo. Esta película de superhéroes sin superpoderes la dirige Matthew Vaughn (el de STARDUST) que bebe mucho (muchísimo, quizás más de lo debido) de otras sagas de superhéroes. Concretamente de la saga de SPIDERMAN (esa voz en off, esas contínuas meteduras de pata del protagonista) y BATMAN (los planos aéreos al anochecer de las ciudades parecen sacados de esta saga). Vaughn juega con el concepto de lo que es políticamente correcto hasta un límite que, a veces, no parece llegar.

El film es incuestionablemente entretenido, en gran parte por que Mark Strong otorga un papel de realismo aplastante a la película. Es sin duda uno de los candidatos a ser el villano del año por sus últimas películas. Él por si solo salva la película pero es que además el film se guarda un as en la manga: Nic Cage. Si amigos, el mismísimo Cage logra hacer una película decente al fin y al cabo.

Partiendo de la base de que Cage está majareta, resulta absolutamente creible como padre de Mindy. Cage en plan robaescenas logra, gracias a su química con la niña, que sus apariciones sean las mejores.

Por que en cierta manera da la sensación de que el protagonista es un tarugo. Pero el problema no es que lo sea, es que lo es en demasía. El guión se pasa demasiado tiempo mostrando lo mete patas que es el protagonista que puede cabrear al espectador poco paciente. Deseas que lleguen las escenas del padre y la niña para meterle otro ritmo a la película. No es problema de Aaron Johnson, que hace lo que puede con lo que tiene, es problema de un guión que incluso en su resolución se olvida demasiado de su protagonista.

El correctísimo uso de la música (muy adornadas las escenas de batalla de Hit Girl) así como la fotografía o las interpretaciones hacen que KICK ASS sea mejor película de lo que en un principio parecía, pero que sea peor de lo que muchos esperaban desde un principio. Simplemente está bien.


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