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Predators: capaz de lo mejor… y de lo peor

Un grupo de mercenarios heterogénero (con un miembro de la Yakuza, otro soldado ruso, un preso en el corredor de la muerte…) se despierta en mitad de una selva desconocida. Debern coperar entre ellos si quieren sobrevivir puesto que hay algo que les sigue y les amenaza. Por que en esa selva, ellos son la presa…

A pesar de que hay veinte minutos de película que no pegan ni con cola, con alguna ue otra decisión absurda y giro de guión que no convence en absoluto, la esencia de la saga ´Predator´ está bien plasmada en el film.

Una película (producida por Robert Rodriguez, tipo que cada vez me va cayendo mejor, y a la gente le sucede lo contrario) que arranca desde el minuto cero con emociones fuertes, que nos va presentando a sus personajes, todos unos balas perdidas y mala gente a rabiar excepto un medicucho que se les ha colado por ahí y que tiene razón de ser más en adelante. Sin casi ver al Predator, la cinta está cargada de buenas maneras y una fotografía excepcional. Estamos ante la esencia de la saga. El ´Predator´ está ahí, de alguna manera, y durante toda esta parte nos damos cuenta de ello.

Buen trabajo en la dirección de Nimród Antal (BLINDADO) saliendo al paso de una tarea complicada, que nos otorga una secuela decente, bien hecha y algo trabajada.

Sorprende (y gratamente) el amigo Adrien Brody, ya no solo eligiendo protagonizar la cinta sino con un carisma particular, tardamos en empatizar con su personaje (como con todos, puesto que se supone que son escoria), bien secundado por Alice Braga, Topher Grace y un Laurence Fishburne al que le podrían haber dado un personaje con más chicha.

Así pues el producto funciona, pero podría haber salido un pepino de película. Durante una hora es la secuela que todos esperabamos para estrellarse contra el suelo de golpe en los veinte minutos siguientes (repito, lleno de decisiones incongruentes, de ´ahora me voy pero no me voy´…) y retomar el pulso para un decente final. Vamos, que deja buen sabor de boca, pero nosotros depredadores de buen cine queríamos algo más. Lejos quedan ya los tiempos de John McTiernan y Chuarche.


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