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Airbender, el último guerrero: niño calvito salva mundo, stop…

Aire, Agua, Tierra y Fuego son cuatro naciones enlazadas por el destino cuando la Nación del Fuego declara una brutal guerra a las demás Naciones. Tras un siglo de lucha, no parece haber esperanza de que algo pueda cambiar este entorno de destrucción. Aang (Noah Ringer), el más reciente sucesor del ciclo del avatar, deberá viajar por el mundo hasta llegar al polo norte, junto a Katara (Nicola Peltz) y a Sokka (Jackson Rathbone), para aprender a dominar los 4 elementos (principalmente el agua control) y acabar con la guerra. Durante su viaje serán perseguidos por el príncipe Zuko (Dev Patel), el cual intentara capturar al avatar pera recuperar su honor…

Primer aviso para el espectador medio: esta película no es “Transformers”. No es ni un blockbuster dirigido por un vulgar machaca hollywoodiense como, por ejemplo, Michael Bay o Brett Ratner. Segundo aviso: no es una catástrofe. No es la venida de los Cuatro Ángeles del Apocalipsis como lleva meses pregonando tanto la crítica como el espectador medio estadounidense. Y desde luego no es un bodrio como “El Incidente». Simplemente, “Airbender: El Último Guerrero” es, y siento decirlo, una obra mediocre dentro del cine de M. Night Shyamalan. Y ello le viene por varias razones.

La primera es que Shyamalan intenta condensar una temporada completa en un film de duración estándar: es inevitable notar que aquí faltan piezas. A esto no ayuda precisamente que el actor protagonista, Noah Ringer (debutante en cine), resulte poco expresivo y convincente (suerte que tenemos a solventes intérpretes dándole la réplica, para hacer más llevadero este apartado).

Y la segunda está íntimamente ligada a la primera: Shyamalan quiere a sus personajes, pero no nos transmite ese amor. Les hace sobreexplicarse, pero en ningún momento nos deja claro por qué actúan como actúan (especialmente sangrante es el caso del Príncipe Zuko, personaje incoherente con el que el solventísimo actor Dev Patel ha de cargar); les vemos interrelacionarse, pero no parece que sientan química alguna… Esto es un error imperdonable viniendo de un autor que nos ha regalado momentazos como esas miradas entre padre e hijo al final de “El Protegido» (su obra cumbre, en mi opinión) o el desesperado llanto de Cleveland Heep en “La Joven del Agua». El peor error del director y guionista es no implicarnos, no vincularnos con los personajes: es la cinta con menos corazón de cuantas ha realizado Shyamalan.

Pero todo esto no consigue convertir esta cinta en un desastre. Y es que detrás de estos errores garrafales, también encontramos un sano espíritu de aventura (en cierta medida, deudor de la trilogía original de “Star Wars») y una correcta labor de dirección por parte de M.Night. Duramente criticado por espectadores habituados a estruendosas y multitudinarias batallas épicas rodadas con cientos de planos (cuya duración media no sobrepasa los dos segundos), su planteamiento visual de la acción, tanto en momentos dramáticos como en escenas más espectaculares, recuerda mucho más al cine asiático (véanse como ejemplos cineastas como Ang Lee o Park Chan-Wook), con duelos prácticamente rodados en planos secuencia. Todo un atrevimiento en los tiempos que corren.

Mediocre en comparación con la mayor parte de la filmografía de su autor, y machacada a nivel de crítica y público frente a (excelentes) propuestas veraniegas como “Toy Story 3″ u “Origen», “Airbender: El Último Guerrero» no deja de ser una cinta entretenida y con ciertas virtudes, empañada por un reparto protagonista (incluyendo a Noah Ringer y a sus dos acompañantes) algo desabrido y un guión mediocre y con poca personalidad. Eso sí, veáis o no el film, la banda sonora compuesta por James Newton Howard (fiel colaborador de Shyamalan) es de escucha obligatoria, una maravilla musical que debería estar, por lo menos, nominada a los Oscar 2011.p>


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