Al borde de la jubilación y felizmente casado, Jack Mabry trabaja en una prisión estatal. Es el encargado de otorgar la libertad condicional a aquellos presos que van mejorando. Pronto conoce a Gerald Creeson, apodado ´Stone´, Un convicto pirómano que intenta desesperadamente salir de prisión. Pide ayuda a su mujer, Lucetta, que intentará manipular al oficial para conseguir la libertad de su marido a toda costa.
Un cartel de actores semejante, junto con un director de cierta relevacia como John Curran no pueden ofrecernos semejante tostón de película. Un film cuyo tedioso ritmo, dónde no sucede casi nada o todo lo que sucede se diluye para que un corto de media hora dure una hora más.
Edward Norton parece un pelín desaprovechado e, incluso, pelín ausente. En modo off. A pesar de que, en cierta manera, es el personaje central y que debería resultar inquietante Norton no nos transmite mucho a lo largo del film. Solo Milla Jovovich parece ponerle cuerpo y alma y las escenas en las que sale la actriz es donde nuestro interés puede recobrarse o no.
DeNiro no está mal, no es uno de sus peores proyectos. Me atrevería a romper una lanza en su favor, puesto que tras TODOS ESTÁN BIEN, MACHETE y ésta creo que poco a poco va sabiendo escoger mejor sus proyectos. DeNiro está ahí y solo hay que saber utilizarle. Pero Curran no lo hace.
Porque el guión no parece decantarse por que personaje debe sentir empatía el espectador. Con el tal ´Stone´ en segundo plano, la mujer dándolo todo para que salga y el otro pecando de ingenuo hay un triángulo de personajes que no sabes cual es peor.
Lo que podría ser un duelo de actores al más puro estilo western se ve carcomido por la inoperancia del guión, que cae en absurdos tópicos y no nos muestra nada que no hayamos visto ya antes en algún telefilm de sobremesa. Una pena.
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