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‘Drácula 3d’: Hace tres décadas puede… ¿pero ahora?

Drácula 3d

Drácula 3d

Transilvania, 1893. El joven bibliotecario Jonathan Harker llega al pueblo de Passo Borgo para trabajar para Drácula. Inquieto por el extraño comportamiento del conde, Jonathan no tarda en descubrir hasta qué punto representa una auténtica amenaza, especialmente para su esposa.

A Dario Argento le gusta la lírica, y también el ir siempre contra corriente de la heterodoxia cinematográfica. Cualquiera que lo siga o se aproxime a sus películas debe tenerlo en cuenta pues (de otro modo) su Cine –incluso el bueno- se le puede atravesar a las primeras de cambio.

‘Drácula 3d’ es el ejemplo perfecto de que Argento encara la vejez con una tremenda falta de ideas, endiosado hasta el tuétano y pensando que cualquier cosa que venga firmada por el debe gustarle al espectador y pasar a engrosar las filas del Cine de culto.

Varias son las meteduras de pata del Director en ‘Drácula 3d’, y ninguna pequeña: en primer lugar, el casting es un desaguisado, donde todos los actores están desubicados, perdidos, vagos, sabedores de que algo falla en lo que están haciendo o (simplemente), deseando cobrar el cheque para marcharse a casa.

En segundo lugar, la inexistencia de un Libreto mínimamente coherente convierte la cinta de Argento en una sucesión de escenas sin pies ni cabeza, donde parece más importante desnudar a una u otra exuberante fémina, llenarlo todo de sangre más falsa que Judas o buscar escenas que sonrojen hasta al más permisivo… que contar la historia.

Y para terminar, y eso sí que no hay por dónde cogerlo… ¿cómo puede dilapidarse un presupuesto de diez millones de euros y hacer que todo parezca amateur? El 3d es absurdo, los decorados parecen sacados de una feria, los efectos digitales de hace 20 años; un sinnúmero de fallos que –exceptuando la correcta Banda Sonora- convierten a ‘Drácula 3d’ en un Manual andante de la mala producción y el despilfarro.

Quizás, y solo quizás, hace veinte años hubiera tenido su aquél, al menos como copia gamberra, flipada y cachonda de otras revisiones de la Obra de Stoker de mayor calado. Por desgracia, la película está mucho más cerca de ‘Brácula: Condemor 2’, que del ‘Drácula’, de Coppola.

Pero ahora, solo nos queda pedirle a Argento que deje de hacer Cine ahora que, para muchos, sigue siendo un Icono del Séptimo Arte, y antes de que su Leyenda perezca bajo un montón de malas películas.

Lo mejor: La Banda Sonora, por decir algo. No es maravillosa, pero sobresale por comparativa.

Lo peor: Cutre, impersonal, mal interpretada… sus fallos son interminables.

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