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‘Las Flores de la Guerra’: belleza entre crueldad

Las Flores De La Guerra Interior

Durante la segunda guerra chino-japonesa un maquillador de cadáveres, John, llega a una iglesia católica de Nankín para preparar al párroco antes de su entierro. En pleno territorio hostíl y viendo las terribles acciones del ejército invasor japonés, decide ocuparse de las alumnas de un convento y las prostitutas de un burdel cercano.

Leo en Filmaffinity que la película ha sido la más cara de la historia del cine chino, que resulta ser «una adaptación de una novela de Yan Geling titulada ‘Las 13 mujeres de Nankín’, basada en un suceso real que todavía hoy conmociona a China». Tras leer esto lo único que puedo pensar es en que se habría convertido esta película si otro director no se hubiera ocupado de ella.

El elegido ha sido Zhang Yimou, director de ‘Hero’ y no puedo estar más contento con la opción escogida. Podría escribir mil y un deleites del director durante la cinta, haciéndonos ver la belleza que hay entre tantísima crueldad. Dentro de la iglesia es el único espacio donde encontrar la luz, los colores… fuera están las bombas, el ejercito, los soldados, los grises, los marrones… es en ese juego visual donde Yimou, sin casi quererlo, te va conquistando poquito a poco hasta meterte dentro de la película con una brutal y desgarradora escena de violación (una vez más, se nos sugiere más de los que se nos muestra, a todas luces aterradora y equiparable a la filmada por David Fincher en ‘Los Hombres que no amaban a las mujeres’).

Y entre tanto actor oriental encontramos un grandísimo actor consagrado, que podría dar vida a una palmera y que llorásemos de impotencia por ser trasplantado. Ese amigos míos, es Christian Bale. Un actor de otro calibre, de otra pasta, de otra división. Sabe ser comedido y sabe cuando puede histrionizar. Capaz de resultar divertido viendo entrar a las chicas del burdel con mínimos detalles para, casi veinte minutos después, verse horrorizado por lo sucedido. Y lo sabe hacer mejor, que lo hemos visto en ‘The Fighter’.

Más allá de la realidad o la ficción que haya en el relato, el film engancha desde los primeros compases en los que no sabes muy bien qué va a suceder (servidor por lo menos, evito saber siquiera de que iba el asunto). La ambientación, la música, la fotografía… una película maravillosa que merece la pena ver y disfrutar.

Siéntense y disfruten. Es, de largo, de lo mejorcito que hemos podido ver este año en el cine.

Lo Mejor: Lo hipnótica que resulta.

Lo Peor: El crítico gafapasta empeñado en buscar más lecturas.

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