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‘Elysium’: café para todos

Elysium

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En el año 2159, la Tierra se ha sido convertida en un enorme vertedero, en ruinas, donde la superpoblación, la escasez de recursos naturales y el hambre son las grandes lacras. Los afortunados, aquellos que detentan el poder económico, han conseguido huir del planeta y fundar una estación espacial idílica, Elysium, donde gozan de todas las comodidades y lujos. Una compleja y casi imposible misión es encomendada a Max: acceder a Elysium y romper la barrera infranqueable entre los dos mundos.

Con ‘District 9’, el Sudafricano Neill Blomkamp sorprendió a propios y extraños reflexionando sobre el apartheid en clave de ciencia-ficción y facturando, además, una de las mejores películas del género en los últimos veinte años.

En el mismo terreno llega su segundo trabajo, ‘Elysium’ donde el Director utiliza un futuro distópico (el año 2154) regido por una clara división entre clases sociales (asquerosamente ricos al cielo y  tremendamente pobres al podrido suelo) como trasfondo para elaborar una película a ratos brillante, pero aquejada de ciertos altibajos.

Blomkamp es un gran narrador que se toma su tiempo en establecer el contexto, lanzando certeras pinceladas de denuncia social y retratando a través de los personajes al ser humano como el Depredador que es.

Matt Damon, tan creíble como siempre, se convierte en el amo de la función. Su Max resulta cercano, humano,  ideal para sumergirnos en los entresijos de la trama y padecer con él la desventura del viaje a Elysium.

Pero, donde ‘Disctrict 9’ resultó ser un proceso fluido y nunca alejado de su objetivo, ‘Elysium’ no encuentra del todo su razón de ser.

La película pierde el norte a partir de la segunda mitad, donde el Director se rinde a los dictámenes del Blockbuster. El espectacular músculo visual se traga el mensaje, llevando el metraje por predecibles derroteros, que menoscaban las bondades del muy estimable primer Acto.

Las acción pasa a dominar la segunda mitad de la película, cuyo clímax, además, es tan genérico que parece sacado de productos de menor calado.

Blomkamp tiene oficio y talento demostrado para pergeñar grandes obras, siempre y cuando decida de qué lado está: del suyo y su integridad como Cineasta, o de la Industria. Opte por una cosa o la contraria, estamos seguros de que continuará haciendo Cine que valdrá la pena disfrutar en la gran pantalla.

En ‘Elysium’ ha querido el café para todos. Y así, solo en contadas ocasiones se consigue algo inolvidable.

Divertida, vibrante, puñetera… pero por debajo de ‘District 9’, y de lo que podría haber sido.

Lo mejor: Blomkamp es un excelente narrador.

Lo peor: quiere contentar a todos.

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