Walter trabaja en el departamento de fotografía de la revista Life y su vida es bastante aburrida. Es un hombre corriente que tiene gran imaginación, la cual utiliza para evadirse de la realidad y vivir las aventuras más excitantes. Sin embargo, la revista va a cerrar y Walter tiene que hacer todo lo posible para que no lo despidan a él y a su compañera de trabajo, Cheryl, de la que está enamorado. Para esta misión se embarca en una inolvidable y peligrosa experiencia, eso sí, totalmente real.
El Ben Stiller director ya nos ha dado unas cuantas alegrías y, en su última película, consigue superar las expectativas y alumbrar no solo una fábula entrañable que habla de superación, sino también una certera reflexión en clave de comedia dramática en torno a la alienación del ser humano occidental de clase media, condenado a vivir una vida rutinaria y monocorde, donde el (impostado) éxito se mide solo por el tamaño de la cuenta corriente.
El Walter Mitty de Stiller es un don nadie, condenado a un trabajo donde todo es día a día, que apenas ha salido de su barrio y sublima sus sueños de escapar flipándose de vez en cuando (lo que da pie al actor y director para tirar del humor ‘marca de la casa’, aunque rebajado para la ocasión).
Mitty no nos es para nada ajeno, y una parte de el está en cada uno de nosotros, presuntos beneficiarios del falso Estado del bienestar de la clase media aburguesada del (también presunto) primer mundo.
Pero los acontecimientos acompañan a Walter y, cuando llega el momento de dejar de soñar y empezar a vivir, da el salto. Lo da persiguiendo a la mujer que amaba en la lejanía, viviendo las imágenes que, año tras año, ha revelado para el intrépido fotógrafo Sean (magistral el encuentro entre Sean Penn y Stiller observando en la montaña); exorcizando todos sus demonios internos y, por primera vez desde su infancia, paladeando la vida que siempre quiso.
Visualmente impresionante, impregnada de buen rollo, jalonada con grandes interpretaciones (Stiller está inmenso, Sean Penn perfecto y, adivinen, también hay sitio y participación decisiva en la trama para Shirley MacLaine) y envidiable factura en general; redonda de punta a cabo, ‘La vida secreta de Walter Mitty’, es mucho más que un libro viviente de autoayuda.
Aunque la Crisis apriete, las empresas pierdan el corazón, los problemas crezcan y el callejón parezca sin salida… la vida, hay que vivirla… ¡que pasa en un suspiro!
Lo mejor: no huye de la crítica a un sistema implacable.
Lo peor: obviarla pensando que se trata de ‘otra comedia de Stiller más’.
Comentarios
Post relacionados
