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‘No llores, vuela’: entre el drama y el bostezo

No llores, vuela.

Póster de la película 'No llores, vuela'.

Un accidente marca y distancia a una madre (Jennifer Connelly) y a un hijo (Cillian Murphy). Ella llega a ser una famosa artista; él, un peculiar cetrero que vive marcado por una doble ausencia. Una joven periodista (Mélanie Laurent) propicia un encuentro entre ambos, que los lleva a plantearse la posibilidad de entender el sentido de la vida y del arte a pesar de las incertidumbres.

La tercera película de la directora peruana Claudia Llosa nos traslada a un bello y gélido paraje canadiense, con dos tramas, una actual centrada en la búsqueda de una sanadora y el viaje que hacen el hijo de la misma y una entrevistadora, y otra vista desde el pasado, donde se ve el por qué la sanadora se creó la fama que tiene ahora y de paso, cómo se iba rompiendo la relación con su hijo pequeño.

Una vez puesta las fichas de la partida, todo se queda en un frío retrato que no interesa a nadie. Ni una correcta Jennifer Connely logra sostener el papel de madre, ni la directora consigue que nos importe lo que les depare a los miembros de esa familia. Y es que precisamente en el tratamiento de la historia es donde reside el problema pues, seguramente enfocado desde otro angulo, sería un drama intenso que conmovería a más de uno.

Otro de los problemas está en las tramas, ya que estas tienen una intención más allá de lo simple, queriendo indagar en las miserias de una madre que se centra por completo en la salvación de uno de sus hijos (que tiene un cáncer terminal), dejando de lado al otro, que luego será el protagonista. Esta relación es la que más sincera se ve, sobre todo de parte del niño a la madre y de este mismo con su hermano, consigue hacer creíble una historia distante. El resto, sobre todo la relación entre el personaje de Cillian Murphy y su mujer (Oona Chaplin), y de este mismo con la entrevistadora, se queda en un cuadro abstracto, obsoleto y sin gracia alguna.

Llosa intenta profundizar a base de primeros planos pero solo consigue marear, abusando de ellos hasta el final de la película. Sólo en un par de momentos consigue que sean acertados. Aparte de eso y sobre todo al principio, la mezcla del presente con el flashback se torna un tanto confuso dando por hecho demasiadas cosas.

‘No llores, vuela (Aloft)’ cuenta con grandes actores, un guión interesante, una directora con potencial… pero no funciona cuando lo mezclas todo, quedándose en un frío drama donde nunca se llega a empatizar con los personajes ni con la historia.

Lo mejor: los paisajes, la fotografía, algunos momentos del pasado.

Lo peor: la falta de empatía y frialdad con que se trata todo.

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