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‘Slow west’, donde acaba la inocencia

'Slow west'

Colorado, siglo XIX. Silas Selleck (Fassbender) es un misterioso e inescrutable extraño que ejerce como el guardaespaldas del joven Jay Cavendish (Kodi Smith-McPhee), un acaudalado escocés en viaje de aventuras por el salvaje Oeste. Ambos se cruzarán en su camino con Payne, el líder de una aterradora cuadrilla de forajidos obsesionados con encontrar a Rose Ross, la joven de la que Jay está perdidamente enamorado. Su viaje se convierte entonces en una carrera por salvar al amor de su vida.

Que el Oeste no es lugar para andarse con tonterías lo sabemos desde siempre. Desde John Ford hasta Tarantino, pasando por Clint Eastwood, sabemos que aquellos parajes sólo están poblados (cinematográficamente) por gente de la peor calaña dispuesta a la peor de las maldades por la más mínima recompensa. ‘Slow west‘, bajo la pluma y dirección de un interesante John Maclean, ahonda en esa identificación del Oeste geográfico con el purgatorio moral trazando un interesante paralelismo con la realidad de nuestro mundo contemporáneo.

No hay lugar para la decencia en ‘Slow west‘, no hay sitio para la ingenuidad y la candidez, ni siquiera para el amor. El protagonista al que sobriamente da vida Kodi Smit Mcphee va en busca del amor de su vida sin darse cuenta de que al mundo hace tiempo que dejó de interesarle algo tan naif como el amor. Como en este mundo nuestro en perpetua crisis, solo los más crueles y despiadados están capacitados para sobrevivir mientras los demás, como si una película de zombies se tratara, estamos destianados a devorarnos los unos a los otros. La escena del matrimonio de emigrantes (¿y quién no lo es en el Oeste?) en la tienda habla por sí misma.

En esta particular odisea, nuestro ingenuo personaje se topa con ese soberbio Silas al que pone rostro un magnífico Michael Fassbender. Maclean ha situado hábilmente a ambos personajes en lados opuestos del espejo: mientras Jay es todo optimismo e ilusión, Silas no es más que un descreído incapaz de concebir la esperanza en algo mejor. Entre ellos vemos un constante toma y daca que acabará acercándolos e, incluso, llegar a vislumbrar un futuro más amable. Sin embargo, el mundo no perdona y la inocencia está destinada a marchitarse o corromperse como una flor a la que se le ha negado deliberadamente el agua.

Como se puede ver, ‘Slow west‘ no es para nada un western al uso. A pesar de su climax final, la película opta por un estilo contemplativo y reflexivo, lo que le lleva a adoptar un tono inevitablemente pesimista. Constituye toda una proeza metafórica y estilística… pero difícil de ver como se tenga un mal día.

Lo mejor: Los paralelismos entre lo que vemos en la pantalla y en la calle.

Lo peor: Es, evidentemente, lenta.

Además de Fassbender… ¿queréis conocer a otros vaqueros de nuevo cuño gracias a nuestros amigos de Paramount Channel?

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