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‘Un lugar tranquilo’, superar la barrera del sonido

Si no te oyen, no te pueden atrapar… Una familia trata de sobrevivir en silencio amenazada por misteriosas criaturas que intentan eliminar su existencia guiadas por el sonido.

Con una mezcla de cine del terror y de suspense, conteniendo lo mejor de ‘Alien’, ‘Señales’ y ‘Parque Jurásico’, se puede montar una nueva película con un argumento tan sencillo que deja pegado al público a su butaca, sin hacer el más mínimo ruido durante la hora y media que dura ‘Un lugar tranquilo’. E invito a que si la tensión no les abruma, confirmen que posiblemente sea el pase más silencioso al que hasta el momento hayan acudido. E incluso la persona más ávida por engullir palomitas (o cualquier otra sonora vianda de las que se puedan ofrecer en los cines), se cuidará mucho de hacerlo con la boca abierta y más de una a la vez.

‘Un lugar tranquilo’ se centra en la vida cotidiana de una familia que ha de convivir con la invasión de unos seres alienígenas que destrozan y masacran ante al más leve sonido. No importa cómo han llegado, ni el porqué. Lo único relevante es lo que son capaces de hacer a quien supera los mínimos decibelios de un susurro, y eso genera tensión, mucha tensión. Si a estos ingredientes se le suma la presencia de niños en ese terrorífico contexto, se multiplica de manera exponencial el suspense.

Es una película sencilla pero muy completa. Lo que verdaderamente merece la pena es convivir con sus protagonistas sobreviviendo al momento adaptándose en lo posible a los nuevos y espeluznantes acontecimientos.

Un padre, una madre y sus tres hijos, que se comunican mediante el lenguaje de los signos. El sentimiento de culpabilidad en cada uno de ellos. Problemas de audición de la niña protagonista. Y un universo rural en el que han desarrollado sus lazos afectivos familiares por encima del peligro.

John Krasinski (‘Los Hollar’), dirige este segundo largometraje con la soltura y maestría que a veces propicia la experiencia de la vida misma. Junto a su esposa Emily Blunt, acaban de ser padres por segunda vez, lo que le ha facilitado una sensibilidad exquisita a la hora de narrar tan singular historia. Coproduce, coescribe y coprotagoniza. Más involucrado no puede estar.

Su protagonista, Emily Blunt (‘Sicario’, ‘Into the woods’, ‘Al filo del mañana’), interpreta a la madre y esposa con excelente realismo y valentía, superando día a día la aflicción de esta nueva existencia, gracias al amor por su familia.

La actriz sorda Millicent Simmonds (‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’), potencia y realza su papel de hija con su carencia auditiva para impregnar tensión en todo aquello cuanto no escucha. Y desde el punto de vista técnico, los planos subjetivos que se muestran de ella van carentes de sonido. Algo que le aporta una mayor autenticidad.

Todas las interpretaciones se basan en el lenguaje de los signos y en la gestualidad para evitar en todo momento la saturación de ruido.

En ‘Un lugar tranquilo’, la banda sonora es crucial. Por un lado se utilizan sonidos muy suaves y naturales, para dar mayor sensación de seguridad y de apacibilidad. Por el lado musical, Marco Beltrami (‘Logan’, ‘Guerra mundial Z’, ‘La entrega’), aporta acordes de piano para el amor familiar, instrumentos de cuerda para la tristeza y el drama, y cierra con el viento para los momentos tensos y de violencia. Incluso hay una bella escena en la que la música que se desprende de los auriculares de un iPod deja desprotegido al público a merced de cualquier hostilidad.

‘Un lugar tranquilo’ posee una extraordinaria puesta en escena por la sencillez de la misma, la ambientación en la que se instalan y conviven sus personajes, y por su planteamiento. Pero además, subraya el instinto familiar de protección frente a la amenaza de los desconocido. Y todo ello embadurnado con tensión a raudales para poder sobrevivir y superar la barrera del sonido.

Lo mejor: la utilización de la fragilidad del ruido frente al suspense, la perfecta mesura y dosificación de los elementos que utiliza para crear la tensión.

Lo peor: por decir algo, que se ciña a un ámbito muy reducido, te quedas con ganas de más.

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