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‘Borg McEnroe. La película’, caballero o rebelde

Wimbledon, 1980. El verano más lluvioso en décadas. El mundo entero espera a ver al jugador de tenis número uno mundial, Björn Borg, que quiere obtener su quinto título de Wimbledon. Pero pocos saben del drama entre bastidores: con solo 24 años, Borg está cerca del final – desanimado, desgastado y devorado por la ansiedad. Mientras tanto, el ambicioso John McEnroe, de 20 años, ha decidido ocupar el sitio del que había sido su héroe en el trono de Wimbledon.

Cercanas tenemos todavía las referencias de extraordinarios deportistas llevados a la gran pantalla por el sacrificio personal de lograr el podio y por una especial rivalidad con su antítesis contrincante. En ‘Rush’ James Hunt y Niki Lauda quemaban las gomas de la Fórmula Uno por prestigio poniendo en riesgo sus propias vidas. En ‘Yo, Tonya’ la alienada vida de la particular patinadora terminaba su recorrido deportivo en los tribunales bajo sospechas de prácticas poco ortodoxas con respecto a su más directa competidora. Y en ‘La batalla de los sexos’, se reconstruye la absurda contienda entre dos tenistas de sexos opuestos por cuestión de orgullo deportivo.

En ‘Borg McEnroe. La película’, la contienda se centra en la pista de Wimbledon en 1980. La rivalidad épica que cambió el mundo del tenis y a sus protagonistas, Bjön Borg, apodado el hombre de hielo” y John McEnroe, alias el niñato”, es el excusa principal de este título. Pero al tratarse de una coproducción sueca, danesa y finlandesa, presta más atención al primero de los protagonistas además de anunciarse como ‘Borg’ en el país de origen tanto del tenista -que colaboró con la producción- como del filme.

Dicho esto, el danés Janus Metz dirige su primer filme centrado en intentar descifrar las difíciles personalidades diametralmente opuestas de ambos deportistas, y con especial atención al europeo, pero sin menospreciar mérito alguno de la raqueta del americano John McEnroe. La base cinematográfica se encuentra en el campeonato de tenis de Wimbledon del año 80, al que llega Borg como ganador de las cuatro anteriores ediciones y número 1 del mundo, con tan solo 24 años.

A través de las rondas clasificatorias del torneo, se va retrocediendo en el tiempo para intentar explicar un inmenso cúmulo de manías y supersticiones, detalles de la infancia y dureza de los entrenamientos, conductas antideportivas y rivalidades, o precisión y tensión milimétricas no solo en los encordados de las raquetas de madera sino también en los caracteres de los deportistas.

Sverrir Gudnason sabe interpretar con gran acierto los modos y maneras de su compatriota Bjön Borg, aportando la frialdad y el equilibrio crítico necesarios para que su personaje sea un volcán de hielo contenido.

Por su parte, Shia LaBeouf solo tiene que dejarse llevar para representar los característicos aspavientos del americano John McEnroe y su particular arrogancia, en un estado puro de divinidad, casi similares a los de las estrellas de rock.

Stellan Skarsgård es el duro entrenador de Borg, a quien recluta por tener una personalidad tan similar a sí mismo, y que con cada golpe de raqueta impregna la necesidad de canalizar el miedo y sobre todo a esconder los sentimientos.

En este biopic, el personaje femenino de la tenista rumana Mariana Simionescu, interpretado por Tuva Novothy, rebosa de paciencia y es el principal apoyo como prometida de Borg. Incluso el propio hijo en la vida real y también jugador Leo Borg pone su inestimable granito de arena representando la juventud del padre.

‘Borg McEnroe. La película’ es más una historia de personajes que de tenis, aunque este sea el trasfondo principal y latente de todo el filme. Busca descubrir e intentar explicar la personalidad de los dos contrincantes y para ello los estudia cara a cara, punto a punto. Y parece justificar al héroe nacional sueco en un juego de vida o muerte deportivamente hablando, en donde si no se está en lo alto “la muerte súbita” provoca el desempate y el final del partido. El final de la vida deportiva de Borg.

Estos son los ingredientes principales que hacen que ‘Borg McEnroe. La película’ guste tanto a apasionados del deporte de raquetas por excelencia como a aquellos que puedan justificarse en las muy buenas interpretaciones de los personajes.

Lo mejor: el poder penetrar en la psique de deportistas que con sus personalidades únicas ayudaron a convertir este deporte en una ciencia.

Lo peor: que se echa algo en falta una mayor calidad técnica y minuciosidad en la puesta en escena del Wimbledon de 1980, aunque sí es bastante fiel al denominado “partido del siglo” en la final de los dos titanes.

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