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‘A la deriva’, supervivencia romántica

Tami y Richard se conocen tras un encuentro fortuito y deciden atravesar el océano en velero, pero en medio de su viaje se ven sorprendidos por el huracán más catastrófico de la historia. Más unidos que nunca, tendrán que sobrevivir a uno de los desafíos más duro de sus vidas.

Películas de naufragios y supervivencia hay una cuantas, tanto a gran escala tipo ‘Titanic’ o ‘La aventura del Poseidón’, como con menor número de víctimas como pueda ser ‘Náufragos’, ‘Cuando todo está perdido’, ‘Náufrago’ o incluso ‘La Vida de Pi’, entre otros muchísimos ejemplos.

‘A la deriva’ es una película de aventuras, romántica y dramática. Está dirigida con mucha corrección por Baltasar Kormákur (‘Everest’), quien utiliza su pericia para extraer de una historia basada en hechos reales de Tami Ashcraft lo mejor y más interesante desde el punto de vista cinematográfico.

El punto de partida se encuentra en el mismo accidente del velero que pilla totalmente desprevenida a una pareja de jóvenes enamorados en alta mar. Y según se va desprendiendo de la narración lineal en el presente sobre cómo asumir las consecuencias del desastre, los continuos saltos temporales o flashbacks van introduciendo al espectador en la anterior historia romántica de los protagonistas.

La actriz Shailene Woodley (la saga ‘Divergente’, ‘Bajo la misma estrella’, ‘Los descendientes), interpreta a Tami, la protagonista, además de producir la película. Es una joven trotamundos que se encuentra en Haití con empleos temporales hasta recoger el suficiente dinero como para continuar su viaje.

En ese camino se cruza con Richard, un jinete de los océanos que los surca con su propio velero construido por él mismo. Sam Caflin (las entregas de ‘Los juegos del hambre’, ‘Su mejor historia’, ‘Mi prima Rachel’), es el solitario navegante que ha de motivar y animar a su amada para continuar adelante en esta lucha por la supervivencia.

Cabe admirar la dureza interpretativa de ambos papeles en alta mar, reparando el velero “Hazaña” -ironías de la historia-, con cinta americana y sobre todo con mucha voluntad y decisión. Sobre todo, saben transmitir la angustia de un velero a punto de hundimiento y en el caso de ella, la supervivencia a bordo siendo vegetariana convencida, sin ayuda y tan solo arropada por el viento, el océano y el crepitar del barco.

Además de los parajes de ensueño y de los efectos visuales de la tormenta que azota al velero, ‘A la deriva’ muestra la agónica travesía de 41 días en los que ambos parecen compartir toda una vida.

Tras la tempestad viene la angustia de la calma a la deriva y las alucinaciones, como la de que “una voz me decía que tenía que navegar” en boca de la auténtica escritora y superviviente de la historia.  

Lo mejor: las interpretaciones de los dos protagonistas, sobre todo el valor y coraje que echa Shailene Woodley para salir adelante.

Lo peor: que tanto tiempo a remojo y perdidos en alta mar se pueda hacer un tanto pesado, aunque se lleva mejor gracias a los saltos en el tiempo que describen el romance.

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