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‘La balada de Buster Scruggs’ : relevante antología

Cartel de La balada de Buster Scruggs destacada

Cartel de La balada de Buster Scruggs

‘La balada de Buster Scruggs’ es una película western antológica en seis partes, una sucesión de relatos sobre la frontera americana contados a través de las únicas e incomparables voces de Joel y Ethan Coen. Cada episodio relata una historia distinta sobre el Viejo Oeste.

Poco le pueden decir a los hermanos Coen sobre cómo se hace un buen western, tras las tremendas ‘Valor de ley’ y ‘No es país para viejos’.

El dúo artístico más relevante de las últimas décadas profesa un amor sincero al género, que ha impregnado de una forma u otra casi toda su filmografía.

‘La balada de Buster Scruggs’ es una de las mejores películas originales de Netflix. Y lo es no solo por el sello de los Coen, siempre caracterizado por la magnífica dirección de actores y el cuidado artesanal general, que convierte cada obra en una joya del Séptimo Arte.

Si esto no fuera suficiente, es imposible no rendirse ante el personaje que titula la antología.

El Buster Scruggs de Tim Blake Nelson es simplemente maravilloso. El actor nos regala una interpretación apabullante y, en apenas 20 minutos, nos echa el lazo sin remisión con su divertida historia, donde Joel y Etan escriben un libreto a la altura del legendario Scruggs.

Durante los seis compases de la balada, los Coen exploran todos los lugares comunes del viejo (y salvaje, muy salvaje) oeste: pistoleros, forajidos, violencia, enfermedad, asesinato, bajas pasiones, diligencias, caravanas, vividores de todo pelaje, escaramuzas de indios y vaqueros, buscadores de oro, animados salones donde beber, fornicar y jugar a las cartas con un ojo en el naipe y otro en la pistola, bellísimos paisajes crepusculares… En definitiva ‘La balada de Buster Scruggs’ es todo un manual para los fieles.

Si toda la antología estuviera a la altura de su inicio, no tendríamos más remedio (e inmensa felicidad) que tildarla de obra maestra.

Por desgracia, la montaña rusa se hace patente durante el resto del metraje.

Se mantienen las grandes interpretaciones y el mimo en el despliegue de cada escena, pero los relatos restantes adolecen de demasiados altibajos, quizás por comparación con la lección inicial de Tim Blake Nelson, o el simple hecho de que no son tan interesantes e impactantes como la primera.

Con todo, estamos ante una obra notable.

De obligado visionado para todos los amantes de la extensa y (también notable) filmografía de Joel y Ethan y los polvorientos y salvajes clásicos de aquellas tardes del oeste que copaban la televisión… de antes.

Lo mejor: Tim Blake Nelson y el sello de los Coen.

Lo peor: los altibajos.

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