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‘Van Gogh, a las puertas de la eternidad’, creativa genialidad

1886, Arlés. El pintor holandés post-impresionista, Vincent van Gogh, huye del bullicio de París y se refugia en un pequeño pueblo de Francia. Allí es tratado amablemente por algunos y brutalmente por otros. Madame Ginoux, la propietaria del restaurante del pueblo se apiada de su pobreza y le regala un libro de contabilidad, que Vincent llena de dibujos. Sus cambios de humor hacen que varios vecinos le tengan miedo. Su amigo Paul Gauguin le adora, pero acaba huyendo de su lado debido a la abrumadora personalidad de Vincent, y su hermano y comerciante de arte Theo le apoya incondicionalmente, pero no logra vender ni una sola de las pinturas del artista. En esta tumultuosa época, Vincent pinta las obras maestras espectaculares que son reconocibles en todo el mundo hoy en día.

Resulta curioso, en la historia del arte, que tengamos una idea mucho más envejecida de un pintor de la talla de Van Gogh que murió a la temprana edad de 37 años, y pasemos por alto que Miguel Ángel se subía a los tejados de la basílica de El Vaticano cercano a los 90.

El prolífico Willem Dafoe sobrepasa los 60 y, a pesar de ello, encarna a la perfección tanto la percepción física del pintor como la singularidad emocional del mismo. Aporta una versión muy particular de Van Gogh, mostrando una excelente interpretación del espíritu que podemos intuir del autor en base a su legado y a su biografía. Dafoe vibra con su personaje, lo pierde y enamora, tanto por su sencillez como por su disfuncionalidad. Sabe transmitir a la perfección de igual manera emociones como dudas y silencios que nos hipnotizan desde el otro lado de la pantalla.

El pintor y cineasta Julian Schnabel utiliza la sensibilidad de ambos universos para retratar sentimientos que se desprenden de los óleos y de la tinta, de cuadros y cartas del propio Vincent. Utiliza planos muy dinámicos como en sus anteriores películas. Casi la totalidad de la película está rodada con cámara en mano para resaltar la inestabilidad. Pero no solo esto, sino que la utiliza también de manera subjetiva para interpretar la visión del mismo mundo que veían los ojos de pintor. Un excelente trabajo que recrea la parte más artística de los últimos años de Van Gogh.

El guion firmado por el propio Schnabel, Jean-Claude Carrière y Louise Kugelberg está inspirado por las sensaciones desprendidas de los propios cuadros expuestos en el Museo de Orsay, extrayendo retazos de sentimientos.

Otro de los grandes valores de ‘Van Gogh, a las puertas de la eternidad’ reside en la recreación de las pinturas, permitiendo disfrutar del mismo proceso de creación. La observación, la interpretación y la plasmación de una realidad para transformarla en otra pictórica hizo que el propio Dafoe se prestase a pintar en la misma naturaleza que lo hiciera Vincent. Ayudado por Schnabel y un equipo de artistas pintaron las obras en los mismos lugares que su autor original, hechos que se transmiten en la película y que aportan una enorme naturalidad.

En el reparto también destacan las interpretaciones de Oscar Isaac, Rupert Friend, Mads Mikkelsen o Emmanuelle Seigner.

‘Van Gogh, a las puertas de la eternidad’ es un excelente trabajo creativo, que transmite sentimientos y sensaciones sobre una manera particular de entender al genio inspirada por las reflexiones sobre sus últimas obras y su vida.

Lo mejor: la visión y comprensión de un pintor sobre otro gran pintor, realizando magníficos trabajos interpretativos, y las sensaciones que transmite

Lo peor: que el hecho de tratar sobre la biografía de un artista pictórico pueda quedar relegado al círculo de amantes de las artes.

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