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‘Lo mejor está por llegar’, vivir sin miedo

Después de un gran malentendido, dos amigos de la infancia deciden abandonarlo todo para recuperar el tiempo perdido.

La vulnerabilidad de llegar a esas edades en las que se va perdiendo la sensación de invencibilidad y empiezan a caer los pilares de la inmortalidad de ideas muy arraigadas desde anteriores épocas, puede servir de perfecto motor para engranar las siguientes aventuras que necesitamos para continuar hacia adelante. El drama de la tragedia y la comedia de la misma vida van juntas de la mano, y más cuando ya se ha marcado el tiempo de descuento final.

‘Lo mejor está por llegar’ es un canto a la amistad, a la fraternidad, a la hermandad. A esa persona que tanto nos conoce y que cuando pasa tanto tiempo sin hablar y que con las primeras palabras de una conversación ya queda todo dicho. Ese personaje único y confidente que, como tantos, se puedan contar con los dedos de la mano y sobran muchos.

Alexandre de La Patellière y Matthieu Delaporte vuelven a compartir su amistad en la producción, la dirección y el guión tras las cámaras como ya hicieran en ‘El nombre’ hace algunos años, para contar esta historia de amistad en la edad adulta y sobre cómo nos protegemos ante las adversidades.

Fabrice Luchini (‘La biblioteca de los libros olvidados’, ‘En la casa’, ‘El juez’), interpreta a Arthur, un inocente y serio personaje de cabeza un tanto cuadrada que se ve en la necesidad de ocultar a su mejor amigo la desafortunada noticia sobre la aparición de un cáncer irreversible. Patrick Bruel (‘Una bolsa de canicas’, ‘Los ojos amarillos de los cocodrilos’, ‘El nombre), es César, un vividor con cierta tendencia a la irresponsabilidad que decide entregarse a proporcionar todo lo mejor a su gran compañero desde la infancia. Ambos son diametralmente opuestos, como la noche y el día, pero a la hora de afrontar los verdaderos problemas la versatilidad de su desinteresada amistad hace que todo sea mucho más llevadero.

Ambos actores se funden en un argumento que deambula con eficacia entre la comedia y el drama cotidiano para facilitar un mensaje claro y único, como es que la vida está para vivirla y disfrutarla de verdad. Les acompañan Zineb Triki (‘El buen maestro’, ‘Lucha de clases’), en el papel de una terapeuta que orienta sobre cómo enfrentarse a la enfermedad, y Pascale Arbillot (‘Buenos principios’, ‘Pequeñas mentiras para estar juntos’), como la ex, cómplice y apenada ante la nueva situación.

Rodada con cámara al hombro que entrega frescura y cierta espontaneidad a las situaciones, sabe dosificar y equilibrar la tensión dramática con los momentos diarios de absurda locura en un encantador relato que viaja entre la amistad madura y la responsabilidad de asistir a quien poco a poco se va marchando, dejando un poso de reflexión sobre la verdadera importancia de compartir la vida.

Muy recomendable como enredo y a la vez como terapia de despedida, ‘Lo mejor está por llegar’ es esa comedia madura que puede hacer un poco más fácil de digerir ese mal trago que supone la pérdida. Simpatía, afecto y emociones garantizadas. 

Lo mejor: esa cena de esmoquin en el restaurante en Biarritz, y lo equilibrado en cuanto a sentimientos narrativos.

Lo peor: cierto poso de frivolidad, por exigencia de un guión orientado más al divertimento comercial.

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