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‘Los profesores de Saint-Denis’: el buen pastor

Póster de Los profesores de Saint-Denis destacada

Póster de Los profesores de Saint-Denis

Samia es una joven treintañera que llega a una escuela de complicada reputación en un suburbio de París para ser la directora. Ahí tendrá que lidiar con los problemas recurrentes de la disciplina, la realidad social que pesa sobre la escuela y el vecindario, pero también con la increíble vitalidad y humor de los estudiantes y los demás profesores.

Si hay algo determinante para el desarrollo personal es la buena educación. 

No sólo académica, sino la que se asienta en una serie de valores y, junto a las experiencias vitales, potencian la capacidad de, al final, pensar por uno mismo y decidir en consecuencia el camino a seguir. 

En todo este arduo proceso, la figura del profesor, y la escuela, son determinantes. 

‘Los profesores de Saint-Denis’ nos lleva a un instituto de extrarradio francés, donde los profesores y la jefa de estudios lidian a diario con los adolescentes, enseñando y a la vez aprendiendo de y con sus alumnos.

Además del desatado tren de rebeldes emociones propias de esta edad, la película se adentra en un entorno de clase media-baja donde los jóvenes están siempre influenciados por los caminos fáciles, el desencanto generalizado, el desolador pensamiento del siglo XXI lleno de derechos sin deberes… y la frustrante sensación de que, hagan lo que hagan, nunca saldrán de su nicho vital.

Contra viento y marea, con sus defectos y sus virtudes, la cinta ensalza la determinante figura del profesorado, cuando éste asume la importancia de su cargo, pese a los obstáculos del sistema, la falta de medios y sus propios fantasmas.

Con sentido del humor pero también realismo en el dibujo de todos los entrañables personajes, ‘Los profesores de Saint-Denis’ es un drama digno de ser visionado, bien dirigido y trufado de actores que derrochan empatía y naturalidad.

Cien minutos de vida real (eso sí, con moraleja vitalista y esperanzadora) donde los chavales podrán verse reflejados, y sus padres, y profesores, también. 

Lo mejor: el dibujo de los personajes.

Lo peor: los momentos divertidos se meten a veces con calzador. 

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