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‘El inconveniente’, confesiones con una madre adoptiva

A Sara le ofrecen comprar la casa perfecta: espaciosa, muy luminosa y extremadamente barata. Tan solo tiene un pequeño “inconveniente”: Lola, la septuagenaria dueña actual, vivirá en ella hasta que muera. Aun así, Sara cree que es un buen negocio y decide comprar, esperando el fatal acontecimiento.

Desde la redacción del art. 47 de la más reciente Constitución Española del año 78 hasta la actualidad ha habido un buen trecho salpicado con varias crisis de todo tipo, económicas, sociales y hasta autonómicas. El derecho a una vivienda digna (no entremos ya en el art. 35 sobre el derecho al trabajo), es más una declaración de principios que una realidad tal y como está enunciada. Y las fórmulas para llegar a habitar esas cuatro paredes prometidas como el maná sagrado, según la misma realidad ha descrito a lo largo de los años, pueden adquirir la apariencia más variopintas e inverosímiles que nos podamos encontrar.

Tal es así que el propio guionista Juan Carlos Rubio -el autor de la obra teatral “100 m2” que adapta junto al mismo director Bernabé Rico, que también ejerce la producción-, parece haber sacado la idea de una macabra noticia publicada en el otrora sensacionalista El Caso. Un argumento basado en hechos reales, según insiste la distribuidora, con cierto aire de morbo.

El debut cinematográfico de Bernabé Rico no deja de ser arriesgado. Traspasar el éxito de las tablas a la gran pantalla no es tarea fácil, salvo que lo haga ayudado por su creador. La pareja ha logrado revitalizar el texto, ambientarlo con gran acierto para el lenguaje cinematográfico, y lograr las excelsas y cercanas interpretaciones de sus dos protagonistas.

Kiti Mánver (‘La luz prodigiosa’, ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’), y Juana Acosta (‘Perfectos desconocidos’, ‘7 años’), forman un dúo singular. Como sus respectivas viviendas. Una anclada en los papeles pintados de las viviendas de los 70 (anterior al dichoso gotelé que todo lo cubría) y en el mobiliario de época, vintage, o como diría el mismo Areces “moderno del tó”. La otra más joven enjaulada en los diseños fríos, casi anodinos e insustanciales del minimalismo actual. Dos personalidades extremadamente opuestas que recurren al cariño que nadie les da para sobrepasar su soledad.

‘El inconveniente’ es más un drama social con ciertos golpes burlones (la mejor manera de evitar el enfrentamiento directo con la realidad), sobre dos personas que necesitan adoptarse mutuamente donde “la vida es una partida de pimpón”. En medio de la Sevilla de nuestros días, y con su justo acento sin abusar, Sara es «trianera con buenos zapatos y pelo arreglao”, maja, con la experiencia que dan sus días y reposada. Lola, en cambio, es fría y calculadora, profesional que todo lo controla, sin espacio para los sentimientos. Dos mujeres solas en una vida con mucho por contar.

A estas dos interpretaciones teatrales sobre la pantalla, se suman los destellos de simpatía de Carlos Areces (‘Tiempo después’, ‘Balada triste de trompeta’), aportando comedia al generoso drama e incluso versionando oportunamente el “Déjame vivir” con bastante arte, por cierto, y la breve aparición de José Sacristán (‘Magical Girl’, ‘El viaje a ninguna parte’).

Más que el derecho a una vivienda digna, falacia donde las haya, debería prevalecer el derecho a una vida digna, con cariño, buen humor, y un poquito de salud, que nunca está de más. Este ‘El inconveniente’ es un magnífico ejemplo de ello.

Lo mejor: el momento “ataúd” y las macetas de Lola.

Lo peor: que se encubra el drama con la comedia.

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