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‘Lamb’, el dolor de la pérdida y el amor de la acogida

María e Ingvar viven aislados con su rebaño de corderos en una isla de Islandia. Cuando descubren un misterioso recién nacido, deciden quedárselo y criarlo como su propio hijo. Esta nueva perspectiva trae mucha felicidad a la pareja, pero la naturaleza les tiene reservada una última sorpresa…

De vez en cuando, mientras no va para atrás como se dice de los cangrejos, aunque vayan de lado, la humanidad se anticipa y da unos cuantos saltos evolutivos en el progreso natural. Juega a ser su propio dios, a domesticar a las bestias mientras se bestializa a modo de reverso de lo que debería ser. Prescinde de la propia naturaleza, atesora con desmedida y asalta las arcas de los recursos para especular. 

Que se sepa de manera oficial, Dolly fue el primer mamífero clonado por científicos en ese logro de crear un ser vivo a partir de otros elementos diferentes a los que puedan aportar la combinación de una madre y un padre. El problema puede surgir con la moral, la ética y la deontología sobre para qué se crea tal ser. En unos momentos en los que los derechos de los animales comienzan a equipararse con los de los humanos, y en el que los humanos desoímos los gritos de la amenazada naturaleza -un mundo al revés-, llega esta fábula fantástica cargada de tintes sorpresivos y singulares en una propuesta que no deja nada indiferente.

‘Lamb’ es el primer largometraje del islandés Valdimar Jóhannsson, criado a la sombra de las cámaras y los efectos visuales de grandes títulos como ‘Oblivion’, ‘Prometheus’, ‘Noé’, entre tantos otros. No es de extrañar que haya aprovechado su dilatada experiencia para presentar un largometraje personal con guión del propio director y del aclamado Sjón, libretista de ‘Bailar en la oscuridad’.

La historia de este otro “Agnus Dei”, transcurre en una granja inhóspita, lejos de la civilización, donde María e Ingvar se dedican al cultivo y a la crianza de ganado menor en un paraje inhóspito y verdaderamente único. Noomi Rapace (’Siete hermanas’, ‘La entrega’, saga ‘Millennium’), y Hilmir Snær Guðnason (’Un blanco, blanco día’, ‘La mujer de la montaña’), interpretan a esta aislada pareja que vive absorta en sus labores diarias de la granja. La dureza de las condiciones en las que se asienta su relación oscila entre el dolor de la pérdida y el amor por la acogida de este nuevo cordero en su propio redil.

‘Lamb’ es una historia de perplejidad humana, frente a la naturaleza salvaje. Es enigmática y está narrada a modo de capítulos visuales, donde las actuaciones y los efectos visuales (que los tiene, sencillos y muy buenos), se rigen por la casi ausencia de diálogos y por la convivencia del espectador con los personajes de esta insólita historia.

Uno de los grandes aciertos de ‘Lamb’ es el de presentar los extraños acontecimientos dentro de la normalidad, como si hiciera encajar a la perfección la silueta de una pieza del puzle que nada tiene que ver con lo que está mostrando la imagen del mismo. Y cómo reaccionan los personajes a la lógica científica y visual.

Intentando parafrasear al maestro del relato científico Philip K. Dick, ¿soñarán las ovejas con humanos eclécticos…? Una extraña y fabulosa rareza que se imagina como si al propio Guillermo del Toro se le pasase por la cabeza hacer una versión alternativa de la oveja Shaun.

Lo mejor: la idea de humanizar a los animales, y animalizar a los humanos; el tratamiento de la cámara con el entorno y el tiempo.

Lo peor: la resolución del conflicto, aunque posiblemente sea la única alternativa hacia un final viable.

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