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‘Thor. Love and Thunder’: la tontuna espacial

Póster de Thor: Love and Thunder

El Dios del Trueno (Chris Hemsworth) emprende un viaje que no se parece en nada a lo que se ha enfrentado hasta ahora: una búsqueda de la paz interior. Pero el retiro de Thor se ve interrumpido por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero de Dioses (Christian Bale), que busca la extinción de los dioses. Para hacer frente a la amenaza, Thor solicita la ayuda del Rey Valkiria (Tessa Thompson), de Korg (Taika Waititi) y de su ex novia Jane Foster (Natalie Portman) que, para sorpresa de Thor, empuña inexplicablemente su martillo mágico, Mjolnir, como la Poderosa Thor. Juntos, se embarcan en una aventura cósmica en la que tendrán que descubrir el misterio de la venganza del Carnicero de Dioses y detenerlo antes de que sea demasiado tarde.

Hay en Taika Waititi genio de sobra. 

Demostrado en maravillas como ‘Lo que hacemos en las sombras’, ‘Jojo Rabbit’ y ‘Thor: Ragnarok’, entre otras, donde el cineasta supo combinar el humor con una serie de mensajes y moralejas de gran calado dramático. 

‘Thor: Love and Thunder’ es una celebración del despiporre, del disparate, de la autoparodia, el humor… y el amor. 

En sus dos horas de metraje (a ritmo de Guns N’ Roses, Dio y la desenfrenada banda sonora de Michael Giacchino), Waititi pisa el acelerador, cruzando los límites de Ragnarok y planteando su película como un lugar feliz donde todo vale en favor de la comedia. 

Hay grandes momentos aislados en la película, que se pasa volando entre gemidos de cabras, Dioses tarugos, comedia romántica, acción de la Casa, colorido y un villano fantásticamente interpretado y absolutamente desperdiciado en la piel del siempre en su sitio Christian Bale. 

Pero (y es un gran Pero, quizás el primero desde que Marvel echó andar) Waititi, sin aparente correa, no quiere parar su fiesta humorística, tirando por la borda las enormes posibilidades de tener a la grandísima Natalie Portman y su Jane Foster en un arco de vida y muerte, y a Russell Crowe (palabras mayores) en la piel de un Zeus que podría haber sido (como lo fue Odín) memorable, y no memerable.  

Ésta es, con sus pros y sus contras, la primera cinta de Autor de la Casa de la Ideas. 

Una Carta Blanca de Feige a Waititi por sus servicios pasados. El tiempo dirá si se encontrará entre las más recordadas y queridas de la Fase IV, o entre las efímeras, olvidables y la constatación de que no solo Thor (aquí el vikingo cansino y tontaina espacial) carecía de plan.

Lo mejor: el indudable talento de Waititi para hacer reír a la audiencia. 

Lo peor: el cachondeo generalizado eclipsa una película llena de fantásticas posibilidades.

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