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‘El cascanueces y los cuatro reinos’: danza para unas navidades mágicas

Todo lo que quiere Clara es una llave única que abre una caja que contiene un regalo de valor incalculable que perteneció a su difunta madre. Un hilo dorado, que le ofrecen en la fiesta anual del padrino Drosselmeyer, le conduce a la codiciada llave y no tarda en desaparecer en un extraño y misterioso mundo paralelo. Allí es donde Clara encuentra a un soldado llamado Phillip, a una pandilla de ratones y a los regentes que presiden tres Reinos: la Tierra de los Copos de Nieve, la Tierra de las Flores y la Tierra de los Dulces. Clara y Phillip deben desafiar al terrible Cuarto Reino donde vive la tirana Madre Jengibre, para recuperar la llave y, con suerte, reinstaurar la armonía en un mundo inestable.

Desde que originalmente Hoffmann escribiera el cuento “El cascanueces y el rey de los ratones” (1816), y su posterior adaptación por el Dumas padre del escritor de los famosos mosqueteros, “Historia de un cascanueces” (1844), en la que se inspiraron las coreografías de ballet de Petipa e Ivánov para la suite de Tchaikovsky en (1892), muchas han sido las versiones de este relato inseparablemente musical.

En 1940, Walt Disney presentaba en ‘Fantasía’ un precioso espectáculo animado, en el que hacía danzar flores, champiñones, coloridos peces y hadas según los compases de la partitura clásica.

‘El cascanueces y los cuatro reinos’ recupera el interés por algunos números de danza y el rendido homenaje a la célebre silueta de la batuta de Stokowski dirigiendo a la orquesta sobre fondos multicolores. Pero sobre todo por la tradición de crear una nueva princesa a su legado universal, sin necesidad de pasarla del mundo animado a la acción real.

Los experimentados directores Lasse Hallström (‘Un viaje de diez metros’, ‘Chocolat’, ‘Las normas de la casa de la sidra’), y Joe Johnston (‘Capitán América: El primer vengador’, ‘Océanos de fuego’, ‘Jumanji’), crean un espectáculo visual barroco hasta casi el extremo en el que el rey ratón hará tambalear los cimientos de cualquier reino del mundo de la fantasía, y no hablamos aquí de Mickey celebrando su 90 aniversario en cualquier parque temático de Disneyland.

Clara (Mackenzie Foy) es la joven protagonista encargada de representar a la nueva princesa Disney, al menos en los reinos de esta fantasía. Tras la ausencia de la figura materna, emprenderá un mágico y solitario viaje en busca de su propia identidad. Una histriónica Keira Knightley (lo mejor de la película), una siempre eficaz Helen Mirren, y el reposado temperamento de Morgan Freeman, son los principales recursos interpretativos de esta película.

La opulencia del mundo real y de los reinos fantásticos, acompañarán a la joven para intentar despejar el camino a la madurez, descubriendo que su valía va más allá de ser una experta ingeniera mecánica.

Huevos secretos, danzas, soldados de plomo y de hojalata, búhos vigías y ratones ladrones, juguetes que cobran vida, son los ingredientes de esta historia navideña familiar.

‘El cascanueces y los cuatro reinos’ es un viaje fantástico al mundo de la magia de los cuentos, con pequeños destellos brillantes que no terminan de iluminar como sería deseable sus altas pretensiones.

Lo mejor: los efectos especiales y el reino de la diversión, para disfrutarlos en familia.

Lo peor: a pesar de tratarse de un buen proyecto Disney y de no repetirse en anteriores versiones animadas deja un regusto un tanto insulso y anodino.

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