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‘Spider-Man: Cruzando el Multiverso’… ¡qué maravilla!

Tras reencontrarse con Gwen Stacy, el amigable vecindario de Spider-Man de Brooklyn al completo es catapultado a través del Multiverso, donde se encuentra con un equipo de Spidermans encargados de proteger su propia existencia. Pero cuando los héroes se enfrentan sobre cómo manejar una nueva amenaza, Miles se encuentra enfrentado a las otras Arañas y debe redefinir lo que significa ser un héroe para poder salvar a la gente que más quiere.

A estas alturas, cada vez resulta más difícil sorprenderse en una sala de Cine, y más cuando se trata de películas ‘comerciales’.

Hace unos años, la primera aventura animada de Miles Morales sorprendió a todo el mundo, convirtiéndose en una revolución y marcando el camino de otras producciones que veremos próximamente (‘Tortugas Ninja: Caos Mutante’).

‘Spider-Man: Cruzando el Multiverso’ no solo cumple a rajatabla como secuela (es más grande y más larga), sino que supera, en todos los aspectos, a su predecesora. Y esto, queridos lectores, es algo muy raro de ver y, sobre todo, de disfrutar.

Apoyada en una interminable variedad de técnicas de animación, una imaginación visual desbordante (cada plano, es una verdadera obra de arte), exquisita producción y, sobre todo, un conocimiento absoluto de su referente comiquero y las décadas de historias a sus espaldas, la segunda entrega en las andanzas de Morales nos mete de lleno en una aventura donde un clímax sucede a otro y a otro y a otro más.

No hay un segundo para respirar, ni quitar las manos de los respaldos de la butaca. Saltamos como almas que lleva al diablo de un universo a otro; de una técnica a otra; de un guiño a otro.

Pero hay mucho más que excelencia visual, técnica y sonora.

El lento pero inexorable paso hacia la madurez de Spider-Man, Gwen y todos los arácnidos multiversales se crece con un guion que intercala perfectamente la diversión con el desarrollo de los personajes, apoyándose siempre en aquello que hace del Trepamuros quien es (no es la picadura de una araña radiactiva): la pérdida. Real, imaginada o posible. 

Hay momentos duros en esta película, tan bien gestionados que se asimilan sin problema por el público más joven y también el adulto, que agradecerá un viaje emocional con (tremenda) forma y fondo.

Esta red, tejida con mimo, garra y maestría, está decidida a que vivamos una experiencia inolvidable hasta su abierto final donde, exhaustos pero felices, esperamos con ganas la tercera entrega.

El Multiverso explota en una cinta que explota infinitas posibilidades, se crece en una Sala abarrotada y pone de manifiesto, una vez más, la grandeza del Séptimo Arte.

Lo mejor: es tan apabullante visualmente como correcta en la historia que nos cuenta.

Lo peor: en algún momento podemos saturarnos con tantos estímulos visuales, que requieren de toda nuestra atención.

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