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‘Maquia. Una historia de amor inmortal’, la soledad del tiempo

Los hilos verticales son los días que pasan. Los horizontales son las vidas de la humanidad. El pueblo de Iorph vive alejado de las tierras de los hombres, tejiendo los acontecimientos cotidianos en una tela llamada Hibiol. Maquia es una joven Iorph huérfana que a pesar de vivir en paz rodeada de amigos, de alguna manera se siente siempre sola. Pero las pacíficas vidas de los Iorph se hacen añicos en el instante en que el ejército Mezarte les invade en busca de la sangre que les permite permanecer jóvenes durante siglos. En medio de la desesperación y el caos, Maquia encuentra a  Ariel, un bebé que se ha quedado solo tras perder a sus padres. Ariel se va haciendo mayor mientras Maquia conserva su juventud y conforme cambia la era, el vínculo entre ellos también cambia…

Los amantes del cine de animación japonés y de las buenas historias épicas narradas desde la gran pantalla están de enhorabuena. En primer lugar, gracias al interés despertado por la legión de seguidores de títulos como  ‘Your Name’, ‘Fireworks’, ‘Mazinger Z Infinity’, o ‘A Silent Voice’, cada vez es más frecuente no solo que lleguen a disfrutarse en cines sino que también sea más corto el periodo desde su estreno en su país de origen hasta que llegan a nuestras pantallas. El hueco del tan añorado Studio Ghibli está siendo menos traumático con jóvenes promesas que, tras su paso por los infinitos animes y seriales del mundo televisivo, dan el salto a largometrajes cinematográficos.

Este es el caso de Mari Okada, la directora y escritora de ‘Maquia. Una historia de amor inmortal’. Construye un cuento épico repleto de aventuras mitológicas en un mundo ficticio y pretérito, repleto de bellas y ensoñadoras imágenes. Hadas que entretejen la memoria de los días en frágiles telares que forman la historia del denominado “clan de las separaciones”.

Una fantástica, tanto en lo relativo a excelente como a su propia fantasía, visión pseudo-mitológica en la que conviven diferentes razas con distinta longevidad y las reflexiones sobre valores de vida y muerte, en esa dispar sintonía. Además habla del amor, de la inmortalidad, del paso del tiempo y de cómo nos afecta. Habla de la bondad y de la soledad forzada, de la dureza del aprendizaje de la vida, y del dolor de perder al ser querido.

‘Maquia. Una historia de amor inmortal’ posee una belleza visual impecable, con una animación muy detallada en lo referente a los fondos y paisajes, contrastando en ocasiones con lo esquemático de los personajes cuando se posicionan en un entorno lejano. Su banda sonora es potente y acorde con las escenas que presenta, ora sutiles, ora trágicas.

En la línea de grandes narraciones épicas como ‘Nausicaä del Valle del Viento’, ‘El castillo en el cielo’, del maestro Miyazaki, o de ‘Cuentos de Terramar’ de su hijo Goro, su protagonista, Maquia, deberá aprender el dolor de la separación, el sufrimiento de amar, y la soledad de la casi inmortalidad, mientras la codicia humana anhela mezclar linajes a precio de guerra para perpetuar su existencia.

‘Maquia. Una historia de amor inmortal’ es un precioso y bello cuento lleno de vida. Pero también es una tragedia animada de leyendas vivas en peligro de extinción que aprenden el amor y la responsabilidad de valores dispares como el de la bondad o el de la soledad. Una delicada joya con la que reflexionar sobre el tiempo que se nos ha dado y su propia utilidad.

Lo mejor: su riqueza narrativa y la sensibilidad visual con la que está realizada.

Lo peor: tal vez su larga duración, aunque invita a reflexionar sobre la vida misma.

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