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‘La viuda’, siniestro sueño de amor

Frances es una dulce e ingenua joven que, tras la muerte de su madre, se acaba de mudar a Manhattan. Cuando encuentra un bolso extraviado en el metro decide entregárselo a su legítima dueña, Greta, una pianista viuda con una desesperada necesidad de compañía. Rápidamente se convierten en amigas, pero su amistad cambia cuando se descubren las siniestras intenciones de Greta.

Bajo el título original ‘Greta’, el irlandés Neil Jordan esconde un personaje extremadamente acosador en una sencilla historia que mezcla el suspense y el terror. Como ya hiciera en anteriores trabajos como ‘Byzantium’, o ‘La extraña que hay en ti’, recurre al protagonismo de la delicadeza fémina para explorar la obsesión y el desequilibrio, en un entorno de interesada amistad. Acostumbrado a retorcer sus premisas argumentales como en ‘El juego de lágrimas’, y al incorporar sus extrañas y escalofriantes inquietudes (no olvidemos que es el responsable de cuentos como ‘En compañía de lobos’ o ‘Entrevista con el vampiro’), genera un perturbador clima con los mínimos elementos, tres mujeres y un bolso.

Greta es una solitaria mujer que añora a los seres queridos que desaparecen. Anclada en el pasado, vive en una casa estilo francés, como contraste, en medio de la anónima vorágine neoyorquina. La espléndida Isabelle Huppert (‘Happy End’, ‘El porvenir’, ‘Home ¿Dulce hogar?’), encarna con maestría, ternura y pavor a esta viuda anhelante de amistad desmesurada y repleta de embustes, que esconde en el armario su feroz arma: bolsos a modo de señuelo.

Chloë Grace Moretz (las dos entregas de ‘Kick-Ass’, ‘La invención de Hugo’, ‘Suspiria’), da vida a la joven honrada y ignorante Frances, quien aún no ha superado la pérdida de su madre. Imprime a su personaje delicadeza y fragilidad ante el acoso de esa viuda negra, mientras está atrapada en su red de mentiras.

Maika Monroe es la alocada compañera de piso que advierte a Frances sobre las supuestas y oscuras intenciones de la señora, y el actor fetiche de Neil Jordan, Stephen Rea, aparece como detective privado para intentar solventar la situación.

Mínimos personajes para una argumento tenso, que basa toda la fuerza en sus buenas interpretaciones, y en especial la de su protagonista francesa. Es la mutua, truculenta y escalofriante, historia de amistad adoptiva que en palabras de la propia Greta “promete mucho pero luego te decepciona” y se te pega angustiosamente como un chicle al pelo.

La banda sonora es tan inquietante como una dulce melodía que se amarga en el paladar, y corre a cargo de Javier Navarrete (‘El laberinto del Fauno’, ‘Byzantium’). Las lecciones de piano del famoso “Sueño de amor” de Franz Liszt, le sirven de base para crear una atmósfera de desasosiego con tintes siniestros, que te mecen, adormecen y envenenan mientras estás en la red de la araña.

Neil Jordan es el “enfant terrible”-mente enamorado del cine de terror, que abusando de la amistad de unos personajes “hechos para amar en esta tremenda soledad” describe la malicia posesiva de quienes enferman a sus hijos para no sentirse abandonados. En su baúl guarda la angustia sobre un perverso lecho de mentiras, mientras utiliza la mirada del espectador en un juego de engañosos espejos.

‘La viuda’ es una imponente ironía cínica de pequeños detalles de la vida misma. Un bolso perdido en ocasiones hace aflorar la honradez de quien lo encuentra, de la misma manera que, en algunos países, también puede desatar la intervención de los artificieros por lo que pueda llevar dentro.

Lo mejor: la francesa Isabelle Huppert y su paleta interpretativa, y el detalle de la torre Eiffel para atraparla en este papel.

Lo peor: tal vez un poco más de sustancia hubiera devuelto a Jordan a esa etapa mágica y fascinante del director en tiempos pasados.

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