Revela la increíble y revolucionaria asociación entre Michael Jordan -un novato en ese momento- y la incipiente sección de baloncesto de Nike que revolucionó el mundo del deporte y la cultura contemporánea con la marca Air Jordan. Cuenta la arriesgada apuesta que definió la carrera de un equipo poco convencional, la visión implacable de una madre que conoce el valor del inmenso talento de su hijo y de este fenómeno del baloncesto que se convertiría en el más grande de todos los tiempos.
¿Cómo es posible que una película que todos conocen su contenido -pues es de claro dominio público-, pueda suscitar tanto interés mientras la disfrutamos, e incluso nos llegue a emocionar?
Ben Affleck como director, productor y actor secundario inspira el fabuloso guion firmado por Alex Convery (también productor aquí), para espirar un interesante relato cinematográfico magníficamente filmado. Vende no solo aire con aroma de nostalgia (como incluirían algunos grandes chefs en la carta de sus restaurantes), sino una visión muy precisa de cuanto sucedió para seducir a quien llegaría a ser el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos con la famosa marca del visé americano. Un doble biopic sobre Michael Jordan y sobre el origen de las zapatillas más famosas de Nike, las Air Jordan. Y lo grandioso es que no hace falta enseñar el rostro del jugador (salvo tirando de archivo). Ni siquiera bromeando con su aparición estelar en el ‘Space Jam’ de Pytka. ¿Cómo lo hace…?
Pues muy sencillo. Apoyado por la convincente actuación de su querido colega Matt Damon (aliado en la producción del proyecto). Confirman que los mejores trabajos han surgido cuando su amistad les ha unido en la gran pantalla, desde ‘El indomable Will Hunting’ hasta el cercano ‘El último duelo’. Una vida casi en común desde la infancia y unos cuantos proyectos empresariales en el mundo audiovisual desde Pearl Street Films hasta el reciente Artist Equity. El tándem Affleck-Damon sabe lo que se hace.
Jason Bateman, Viola Davis, Chris Tucker, Matthew Maher, Marlon Wayans o Chris Messina, entre otros, conforma el equipo responsable en simular las vicisitudes sobre cómo se ideó uno de los contratos más generosos y de cómo se forjó una auténtica leyenda dentro y fuera de la cancha.
Desde que arranca el “Money for Nothing” de Dire Straits hasta el “Born in the U.S.A.” de Springsteen, toda su banda sonora se refugia en éxitos del momento, del año 84, para seguir hablando y narrando la historia a golpe de canción. Una locura recopilatoria con enorme criterio musical que ambienta a la perfección el año 1984, a partir de uno de los tiros más importantes de la historia de la NBA.
Desde el emblemático “I have a dream” en boca de los principales protagonistas hasta el “solo son unas zapatillas hasta que alguien se las pone”, ‘Air’ es un cúmulo de estupendas circunstancias y reglas incumplidas… El resto es ya historia.
Lo mejor: la armonía de contar una historia conocida bien construida, fantásticamente interpretada, y con una calidad visual y un temperamento sencillamente atractivos.
Lo peor: que no se perfile un poquito más las vísceras del entramado empresarial y la lucha de compañías, en la que el deportista es un mero títere en medio de una sangrienta riña entre patrocinadores.