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‘Rocketman’, ni mejor ni peor, diferente

La película sigue el fantástico viaje de transformación del tímido prodigio del piano Reginald Dwight a la superestrella internacional Elton John. Esta historia inspiradora, ambientada en las canciones más queridas de Elton John, cuenta cómo un chico normal de un pueblo pequeño se convirtió en una de las figuras más icónicas de la cultura pop.

El personaje del mánager musical John Reid es el único punto en común entre ‘Bohemian Rhapsody’ y ‘Rocketman’, dos películas tan distintas como un huevo y una castaña, y por ende nada comparables entre sí. La primera es una fabulosa biografía de Queen y en concreto de su estrella Freddie Mercury. Con ella vivimos la formación y el ascenso del grupo; disfrutamos junto a sus miembros en el estudio de grabación, compartimos las penurias y su disolución, y finalmente recreamos el espectacular reencuentro del concierto Live Aid de Wembley. Tras el despido de Bryan Singer como director, Dexter Fletcher concluyó el encargo de Fox. La segunda es un fantástico cuento musical inspirado en la vida del extraordinario cantante y pianista Elton John, del que igual que ahora tenemos la película se podría extraer un espectáculo teatral como en su momento fue ‘Mamma Mía!’. El proyecto fue de principio a fin realizado por el mismo Fletcher. Ni mejor ni peor, diferente, y por ello indispensable.

Elton John ha logrado realizar una de las mejores -si no la mejor- parodias de sí mismo que un artista tan peculiar pueda imitar con total honestidad en ‘Kingsman: El círculo de oro’, de Matthew Vaughn. Esta segunda entrega puso en contacto al cantante con el actor principal Taron Egerton, quien también fuera protagonista de la comedia biográfica ‘Eddie el Águila’ dirigida por Dexter Fletcher, y producida por el propio Vaughn a través de su sello Marv Films no apto para daltónicos. Como resultado de ese excedente de camaradería llega este formidable relato musical inspirado en la vida de Reginald Kenneth Dwight, renombrado como Elton Hercules John.

‘Rocketman’ es la particular visión biográfica del genio que utiliza gran parte de su repertorio para escenificar de un modo un tanto edulcorado y con impecables coreografías su propio “ciclo de la vida” (no hay mención a sus conocidos temas compuestos para bandas sonoras, lástima). Taron Egerton no solo le da vida en la pantalla sino que además canta y baila con una imitación casi perfecta y fabulosa, manteniendo cierta distancia con el original, para que el tributo no llegue a caer en una mera copia sino en un sentido homenaje. Y Jamie Bell encarna a Bernie Taupin, personificando la verdadera amistad entre el letrista y el pianista a lo largo de una fructífera carrera. Bryce Dallas Howard, Richard Madden y Gemma Jones, entre muchos, son personajes familiares y cercanos, carentes de amor y con problemas de afectividad hacia el protagonista.

Dexter Fletcher consigue realizar un más que sobresaliente retrato del hombre cohete basándose en un lenguaje muy propio de los videclips, de hecho se permite recrear el “I’m Still Standing” con mucha gloria. Pero también da coherencia al personaje con versiones de un Elton en sus diferentes texturas y edades que actúan con verdadera sintonía, a través de sus fantasías.

El artista histriónico con el que abrimos el telón, gracias al meritorio trabajo Lee Hall al guion, busca arrancarse los fantasmas de los excesos mediante una terapia autobiográfica y ciertamente onírica, donde no pueden obviarse los recurrentes ingredientes de la fama como son sexo, drogas y rock and roll, como esbozo de este “miope egocéntrico”.

A este respecto, Matthew Margeson (también del equipo Marv), se encarga de poner en orden el material musical del legado para dar un sentido narrativo y de introducir su propia banda sonora a la película.

‘Rocketman’ es un acrobático y apasionado musical que esconde impresionantes perlas y detalles sin pudor de la vida del propio artista, engarzadas en una preciosa historia de amistad, que lucen e interpretan Taron Egerton y Jamie Bell con gran pasión. Una elegante y colorida joya imprescindible para amantes o no del género y del autor.

Lo mejor: todo el producto en sí, es divertido, mágico y sabe eludir el drama insustancial para disfrutarlo con plenitud.

Lo peor: una vez más, las prótesis dentales, por decir algo.

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