Después de «Capitán América: Guerra Civil», Scott Lang lidia con las consecuencias de sus elecciones como superhéroe y padre. Mientras lucha por mantener un equilibrio entre su vida hogareña y sus responsabilidades como Ant-Man, se enfrenta a Hope van Dyne y al Dr. Hank Pym con una nueva misión urgente. Scott debe volver a ponerse el traje y aprender a luchar junto con La Avispa mientras el equipo trabaja en conjunto para descubrir secretos del pasado.
A estas alturas nadie en su sano juicio duda del buen hacer de Kevin Feige al frente del Marvel Cinematic Universe (MCU).
Además de las mareantes cifras de taquilla, las películas de la Casa de las Ideas cambian lo suficiente como para mantener la expectación de la audiencia en lo más alto.
Tras la gravedad de los sucesos de ‘Black Panther’ y ‘Vengadores: Infinity War’, era imprescindible abrir la ventana, coger aire fresco y bajar unos graditos la tragedia griega montada por Thanos.
Para tan insigne labor (a falta de Thor y Loki) no hay mejor elección que Scott ‘Ant-Man’ Lang y su pandilla.
La cinta comienza poco después de los acontecimientos de ‘Capitán América: Civil War’, fiel a todas las virtudes que hicieron tan grande a la primera: comedia amable y desenfadada, desbordante carisma de todo el reparto (Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michael Douglas y, cómo no, Michael Peña, están magníficos) y un acabado visual impresionante que derrocha imaginación, aprovechando las inmensas posibilidades de jugar con el tamaño (que aquí, vaya si importa).
En su ajustado metraje (se puede hacer un buen trabajo sin llegar a las dos horas) no hay un momento de respiro. Risas, acción, homenajes a clásicos como ‘Viaje alucinante’, guiños y vuelta a empezar.
La segunda aventura del Hombre Hormiga y La Avispa es mejor que la primera porque todo brilla con más fuerza y lustre, gracias a una inyección extra de millones muy bien invertidos.
Su mayor pero, es recurrente (por suerte, cada vez menos): la poca entidad de los villanos de turno.
Nada que objetar a las interpretaciones de Walton Goggins y la emergente Hannah John- Kamen, pero sus personajes son poco más que excusas para que avance la acción; nunca una amenaza real y temible, como si fue el magnífico robaplanos Michael B. Jordan en Wakanda, el Loki de Tom Hiddleston y, por encima de todos, Thanos, el Titán Loco.
Con todo, el filme de Peyton Reed es un bálsamo para encarar, relajados y sonrientes, las nuevas odiseas marvelitas por venir.
Un ejemplo más de que Kevin Feige es un figura que no da puntada (por minúscula que sea, hasta un alucinógeno nivel cuántico) sin hilo.
Lo mejor: es divertidísima… Y ESTE cameo de Stan Lee.
Lo peor: los malos flojean.
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