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‘Paradise Hills’ : pobre fábula

Póster de Paradise Hills

Paradise Hills es un internado de lujo donde familias acomodadas mandan a sus hijas para que sean entrenadas y educadas para ser mujeres perfectas. Uma (Emma Roberts) es enviada allí y pronto descubrirá que la residencia oculta un oscuro secreto.

«Todo está en el guión».

O al menos, para hacer una buena película, debería estarlo.

Es una lástima que el debut de Alice Waddington detrás de las cámaras desperdicie la interesante premisa, la soberbia dirección de arte; el vestuario más bizarro y preciosista visto en los últimos años y un elenco de jóvenes actrices que  han demostrado su buen hacer en otras películas, y le salga la desangelada distopía ‘Paradise Hills’. 

Más allá de la sucesión de preciosas imágenes, llenas de imaginación, Waddington racanea con una realización torpe, juntando planos sin pasión ni rumbo definido, quizás lastrada por los agujeros de un libreto de fondo feminista con buenas intenciones, que da vueltas y vueltas con giros imposibles y situaciones que se resuelven solas dejando los motivos a la imaginación del espectador. 

Se desaprovecha incluso la imponente presencia en pantalla de Milla Jovovich, que aquí hace todo lo posible por explotar sus (escasos, pero pulidos con los años) recursos de actriz e intentar llevarlos más lejos. 

Como la misteriosa y amenazante jefa de este siniestro internado entrega los mejores minutos de la cinta, haciendo mucho con muy poco, con aterradora elegancia.

En el último acto de la cinta descubrimos el pastel (gracias a los guionistas por, al menos, alumbrar aquí algo menos predecible que la conclusión lógica, aunque ello conlleve que aún nos creamos menos lo que está pasando pues, al fin de al cabo, estamos en la enésima fantasía futurista con tecnología punta), y el desenlace coge carrerilla hacia un final cantado por las angelicales voces de cualquier coro, y adornado por la solvente partitura de Lucas Vidal. 

Sin duda, todo lo memorable estuvo, está y estará en el guión. Sin uno sólido que respalde lo demás, es absolutamente imposible trascender.

‘Paradise Hills’ se queda a medio camino de todas partes. Quizás en su siguiente incursión en la gran pantalla, Waddington conjugue mejor el fondo con la forma. 

Lo mejor: el vestuario, el diseño de producción y la incontestable presencia de Milla Jovovich.

Lo peor: el texto, pobre, y la perezosa realización.

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