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‘Tan cerca, tan lejos’, absortos en la incomunicación

Rémy y Mélanie tienen treinta años y viven en el mismo distrito de París. Ella acude a múltiples citas fallidas por las redes sociales mientras que él lucha por hallar una conexión con alguien. Ambos son víctimas de la soledad de las grandes ciudades, en una era hiperconectada, donde encontrarse debería ser más sencillo… Dos personas con dos caminos, que sin saberlo, toman una ruta que los llevará hacia una misma dirección…

El avance de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación está repleto de paradojas. Podemos acceder a las noticias que se produzcan en casi cualquier rincón del mundo en cuestión de segundos, y recibimos miles de mensajes personalizados y genéricos en función del uso que les damos a esos denominados “teléfonos inteligentes”. Micro ordenadores portátiles disfrazados con un halo de telefonía que permiten un control absoluto sobre cuanto creemos que nos rodea, donde también dejamos nuestro control en las manos invisibles que gestionan sus aplicaciones. No es este el foro más apropiado para emprender una disquisición ética y social sobre las bondades y lo que pueden aportar a la persona para su propio desarrollo como individuo.

‘Tan cerca, tan lejos’ es un bonito cuento sobre la perplejidad de las relaciones humanas vistas y analizadas en plan aséptico. Proporciona una mirada pseudo voyerista al espectador sobre dos vidas paralelas y perfectamente complementarias que viven pared con pared y ni se conocen ni han desarrollado el mínimo interés por los conflictos internos que padecen. Juntos en los mismos planos, con idénticas preocupaciones personales y que no son capaces de ver mientras el velo que les enturbia permanezca sobre sus cabezas.

El guionista y director francés Cédric Klapisch (‘Una casa de locos’, ‘Muñecas rusas’, ‘Nuestra vida en la Borgoña), con la colaboración del argentino Santiago Amigorena en el guión, vuelve a mezclar elementos sociales como la juventud en el cambiante mundo laboral, la vida anónima en la gran ciudad, la familia y cómo afecta su desestructuración, la ansiedad ante la angustia y el agobio de la soledad, navegar en Tinder y redes similares sin rumbo ni concierto, o la incertidumbre del escéptico que acude al psicólogo para solucionar sus problemas.

‘Tan cerca, tan lejos’ es una terapia de pareja cuando aún no se han encontrado. En esta cuarta película del presente año, el prolífico François Civil (‘Clara y Claire’, ‘Amor a segunda vista’, ‘El canto del lobo’), interpreta a un joven inmerso en la incertidumbre laboral, arrastrando conflictos soterrados a los que apenas presta atención en su vida diaria. Está tratado con tal bondad que enamora al público por sus visión sencilla y llana del personaje,con tintes cándidos y hasta nostálgicos. Mélanie, la actriz Ana Giradot (‘El doctor de la felicidad’, ‘Nuestra vida en la Borgoña’, ‘El hombre perfecto’), es la versión femenina, quien tras salir de una relación de dependencia vive entre esporádicos encuentros a golpe de móvil el día a día de una persona desarticulada. Construye un personaje delicado y jovial, pero sensible al miedo de dar un paso atrás.

Acompañan a la pareja protagonista actores de renombre en el panorama cinematográfico francés como François Berléand, Camille Cottin, Pierre Niney o Simon Abkarian, quienes construyen momentos cómicos dentro del drama personal.

‘Tan cerca, tan lejos’ es una reflexión sobre la gente incomunicada en la era de las comunicaciones, y la futura “historia de un amor” (como se cantaba en el famoso bolero) que está aún por llegar. Vidas absortas y casi ausentes que deambulan como los trenes de una estación en continuo vaivén. No se detienen en ese transcurrir sin ilusión, y que incapaces de asumir el problema nunca dan con la solución. Una especie de encuentro en una tercera fase en la que confiar en la vida, para aceptar el pasado, entenderlo, y disfrutar del presente. Es sencillamente el derecho a vivir y ser feliz por ello.

Lo mejor: el argumento y la sutileza con la que se pone en entredicho todo y su utilidad, como las redes sociales, los psicólogos, el entorno laboral, la familia y la amistad. Y la necesidad de tenerlos y contar con todos ellos para salvar la situación.

Lo peor: que pueda andar un tanto dispersa, entre la carga dramática y los momentos de comicidad, aunque no afecta al mensaje claro y contundente que pretende reflejar.

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