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‘Solo las bestias’, jugar con las ilusiones de los demás

Después de la desaparición de una mujer durante una tormenta de nieve, cinco desconocidos de un pueblo remoto de las montañas se verán envueltos en un misterio que trasciende los continentes y que ninguno de ellos esperaba.

El entorno en el que vivimos nuestros días interactúa con irremediable determinación en el modo en que conectamos con el mundo, con nuestro mundo inmediato. La belleza de algunos incomparables e inhóspitos parajes en los que moramos, puede conllevar la dificultad de adaptarse a un marco tan duro y extremo como la psique permite afrontar.

El exitoso autor de novela negra francés, Colin Niel, indaga en la naturaleza humana desde estas particulares circunstancias. Pone a sus personajes en recónditas montañas nevadas, donde las comunicaciones suelen estar limitadas, para dejar aflorar los sentimientos más enrarecidos o incluso la ausencia de los mismos, que generan esta curiosa trama. Un lugar y un estado en el que la línea divisoria entre los seres y las bestias se desdibuja para ser indefinida.

‘Solo las bestias’ es la transcripción cinematográfica de dicha novela homónima. Dirigida por Dominick Moll (‘Lemming’, ‘Harry, un amigo que os quiere’), vuelve a contar con la habitual colaboración de Gilles Marchand (‘Black Heaven’, ‘¿Quién mató a Bambi?’), en el reparto del guión. Ambos aportan ese toque de cine negro nórdico en un relato que por su construcción recuerda mucho al engranaje circular y coral de esa magnífica joya como es el ‘Crash’ de Paul Haggis.

Los personajes se embisten entre sí como fichas de dominó provocando y desembocando los acontecimientos. Un muchacho africano que rueda por las transitadas calles de Abiyán en la lejana Costa de Marfil, con una cabra viva cual mochila a la espalda, es suficiente atractivo inicial para despertar todo tipo de interés. Sobre todo cuando sabemos que el argumento transcurre en el nevado invierno en alguna remota región europea, según su propio cartel. 

La labor de una orientadora de servicios sociales; la dureza de trabajar en una granja a una inmensurable distancia de la humanidad; la falta de pasión de una vida en pareja rota; o ese salvaje deseo de quien no se quiere atar jamás.

Denis Ménochet (‘Gracias a Dios’), Laure Calamy (‘Vacaciones contigo… y tu mujer’), Damien Bonnard (‘Los miserables’), Valeria Bruni Tedeschi (‘Locas de alegría’), Nadia Tereszkiewicz (‘Persona non grata’), y Guy Roger ‘Bibisse’ N’Drin, son los actores que interpretan esta obra coral. Atrapados en unas vidas que no les pertenecen y sin aparente escapatoria. Sin confianza, carentes de ánimo, sus comportamientos condicionan actitudes en otras personas remotas, con quienes nada les une. Relaciones intempestivas que juegan con las ilusiones de los demás. Cada cual con las mentiras de sus propios demonios interiores.

‘Solo las bestias’ habla, al igual que el libro, sobre la terrible manipulación que crean las interacciones cibernéticas incluso a miles de kilómetros de distancia. La falta de comprensión en las relaciones de personas afines que nos rodean en la vida cotidiana. Es decir, la incomunicación global y el mal uso de las tecnologías. La soledad y la incómoda presencia de los demás. 

Es una inteligente y misteriosa historia contada con los eslabones que cada personaje aporta a la trama. Un thriller de alto valor del que se pueden sacar un buen puñado de lecturas.

Lo mejor: el encadenamiento secuencial de lo que acontece a cada personaje y su engranaje a medida que avanza la narración.

Lo peor: la frivolidad de las relaciones a las que en ocasiones damos desmedida e inmerecida importancia.

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