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‘El veredicto (La ley del menor)’, moral y justicia británicas

Mientras su matrimonio con Jack se hunde, la eminente jueza de la Corte Suprema Fiona Maye tiene que tomar una decisión que cambiará su vida. ¿Debe obligar al adolescente, Adam, a recibir una transfusión de sangre que podría salvar su vida? Su inusual visita al hospital causa un profundo efecto en ambos, agitando nuevas emociones en él y despertando sentimientos latentes en ella.

Hay parejas que con los años convividos y las experiencias acumuladas van dando paso a una existencia engullida por el ajetreo diario de la rutina. En ocasiones, las labores domésticas, para que la familia subsista, provocan que sus responsables dejen atrás gran parte de su propia identidad para la estabilidad común. Otras veces son las ocupaciones laborales las que copan todo el tiempo e interés invadiendo el terreno del tiempo personal. Cuando el hábito prevalece y anula la improvisación de nuevas experiencias en pareja, el amor y la pasión pueden verse mermados hasta convertirse en una relación de cariño.

Este es el punto de partida de ‘El veredicto’ en el que se mezclan los valores tan humanos como la justicia y la moralidad, y propone un sutil juego de máscaras en el que se refugian sus personajes.

Emma Thompson (‘Al encuentro de Mr. Banks’, ‘Sentido y sensibilidad’, ‘Regreso a Howards End’), está impecable como jueza perfectamente involucrada con su tarea de dictar sentencia. Es estricta y metódica, como buena británica, y se ejercita tocando el piano para despejar su mente de tal responsabilidad.

Stanley Tucci (‘The Lovely Bones’, ‘Spotlight’, la saga ‘Los juegos del hambre’), es el marido que se siente relegado a un mero compañero de piso, conviviendo bajo el mismo techo con casi el mismo cariño que puedan tener dos hermanos, sin apenas poder optar a una pizca de pasión. Es quien desata oportunamente una crisis muy civilizada, y también muy británica, mientras se toman una copa distendida en el salón de casa al regreso del trabajo.

Por último, Fionn Whitehead (’Dunkerque’), es el atípico caso de un adolescente cuya vida pende de un hilo y de la decisión que adopte la jueza para dilucidar la responsabilidad entre la ley y la moralidad.

La excelente interpretación de Emma Thompson, el realismo conyugal de Stanley Tucci, y pasión desatada del joven Fionn Whitehead, son las principales bazas que aporta este esmerado título.

Ian McEwan realiza el guión de su propia novela “La ley del menor”, lo cual garantiza su fidelidad a la obra original, y Richard Eyre (‘Diario de un escándalo’, ‘Belleza prohibida’), es el director responsable de convertirla en imágenes, potenciando minuciosamente la trama con estas brillantes actuaciones. Sabe cargar con gran humor británico el exceso de tensión interpretativa, donde llegan a exponerse situaciones tan contradictorias basadas en convicciones religiosas como el valor de la “sangre tan sagrada como la vida” o el matar para sobrevivir en un caso de bebés siameses.

‘El veredicto (La ley del menor)’, posee un inteligente argumento y abre la puerta al amor imposible, recuperando los versos del poeta Yeats, aunque sea con la versión musical irlandesa “Down by the Salley Gardens”. Una genial reflexión entre lo legal y lo moral.

Lo mejor: Emma Thompson y su atractiva madurez, y el apasionado Fionn Whitehead, capaz de revivir por un beso de amor verdadero.

Lo peor: que las convicciones puedan pesar más que el valor de la vida ajena.

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