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‘Cats’, siete vidas hacia el paraíso

Basada en la inolvidable música de Andrew Lloyd Webber y con un grupo de bailarines de primer orden guiados por el coreógrafo ganador de tres premios Tony, Andy Blankenbuehler (los musicales “Hamilton”, “In the Heights”), la película ofrece una visión actualizada del musical para una nueva generación donde se podrán ver estilos de danza que abarcan desde el ballet hasta los más contemporáneos: hip-hop, jazz, baile urbano y claqué entre otros.

A lo largo de los años 30 del siglo pasado, Thomas Stearns Eliot dedicó poemas fantasiosos y con cierto tono de humor a los hijos del matrimonio Faber, propietarios de la editorial donde trabajaba como director. Eran cuentos infantiles sobre diferentes aspectos en el comportamiento de los gatos humanizados que finalmente fueron publicados bajo el curioso título “El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum” a finales de esa misma década.

Dichos textos sirvieron de base para que el británico Andrew Lloyd Webber creara su exitoso musical estrenado poco más de cuarenta años después. Una sola noche en la vida felina del clan de los jélicos que han de elegir quién de ellos renacerá en una nueva vida celestial.

Y ahora, casi otros cuarenta años más, Tom Hooper (‘El discurso del rey’, ‘Los miserables’, ‘La chica danesa’), rehace el musical para el lenguaje cinematográfico, con esta nueva versión y ayudado en este nuevo libreto por Lee Hall (‘Billy Elliot’, ‘War Horse’, ‘Rocketman’).

De adaptación en adaptación, el resultado de este ‘Cats’ es un tremendo y espectacular salpicón de música, canciones, coreografías y bailes, que dejando a un lado su insulso argumento, elevan las caracterizaciones mediante los efectos visuales, hasta el punto de no ser capaz de distinguir si estamos una película de animación que bien podría estar protagonizada por Tom y Jerry o si, mediante la captura de movimiento digital, se trata de una variopinto remake de ‘Los Aristogatos’  de la factoría Disney para hacer caja.

El problema es ver que los personajes cantan y bailan como personas, cuando hasta el más mínimo movimiento interpretativo digital pretende asemejar las maneras de estos felinos humanizados. Produce ciertos sentimientos enfrentados en el ánimo del espectador que no terminan de disipar cierta perplejidad a la hora de disfrutarla. Y es curioso que los gigantescos decorados parezcan sacados de un complejo programa de ordenador cuando son casi enteramente reales, y todos los protagonistas hayan tenido que sufrir el velo digital para dar esta peculiar textura animal, restando gran parte de su poder interpretativo.

La bailarina profesional Francesca Hayward, el talento vocal de Taylor Swift y de Jennifer Hudson, la sorna de James Corden y Rebel Wilson, las tablas de Ian McKellen y de Judi Dench, conforman un elenco de cantantes, actores y bailarines de todos los estilos, para dar vida gatuna en la gran pantalla.

Por cierto, Judy Dench se saca así una espinita de cuando iba a protagonizar el estreno del musical del 81, en el que la mala fortuna castigó a su tendón de aquiles impidiendo tal debut. Hace lo que la edad le permite cantar en la versión femenina del solemne patriarca Deuteronomio y lo que los efectos digitales le dejan añadir para estirar las piernas a modo de spagat.

Tom Hooper firma un fantástico encuentro musical con la obra de Andrew Lloyd Webber en el que el derroche digital, la música y las canciones, junto a unas magníficas coreografías de ballet y danza contemporánea, acompañan al espectador en una velada hacia el paraíso de las siete vidas.

Lo mejor: el conjunto de la obra y su adaptación, pero sobre todo la interpretación del tema bandera del musical titulado “Memory”.

Lo peor: que la textura digital entretenga, distraiga, obstaculice o enturbie unas muy trabajadas sesiones de ensayo vocal, coreográfico y actoral.

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