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‘El profesor de persa’, delirios de salvación

Francia, 1942. Gilles es arrestado por soldados de las SS junto con otros judíos y enviado a un campo de concentración en Alemania. allí consigue evitar la ejecución al jurar a los guardias que no es judío, sino persa. Gracias a esta artimaña, Gilles consigue mantenerse con vida, pero tendrá que enseñar un idioma que no conoce al oficial del campo. Al tiempo que una gran amistad crece entre ellos, las sospechas de los soldados no tardarán en aparecer.

Toda historia que aborde cualquier planteamiento narrativo dentro de un campo de concentración ya es de por sí dramática. En el triste capítulo de la humanidad sobre el exterminio acometido por los nazis no hay concesión alguna.

Vadim Perelman, como ya hizo con ‘La casa de arena y niebla’ y ‘La vida ante sus ojos’, produce y dirige con excelente acierto este cruel relato de supervivencia. Ilja Zofin -quien también ejerce de productor-, elabora un atractivo y envolvente guion inspirado en hechos reales descritos en la novela del cineasta y escritor alemán Wolfgang Kohlhaase.

El resultado es una inquietante y muy interesante relación entre víctima y verdugo, sumidos en la fragilidad de la mentira y del engaño para sobrevivir un amanecer más. El hambre, la ignorancia y la fortuna caprichosa en torno al libro “Mitos de Persia” favorecen la maña y el ingenio del judío en la invención de un idioma.

Nahuel Pérez Biscayart (‘120 pulsaciones por minuto’, ‘Todos están muertos’), interpreta a Gilles, el joven encerrado, cual pájaro enjaulado, en un campo de concentración mientras enseña cuatro palabras nuevas al día en un farsi ficticio al capitán responsable de la manutención del regimiento. Está en la cuerda floja, una tensa espera para que su engaño sea descubierto.

Lars Eidinger (‘Viaje a Sils Maria’, ‘Personal Shopper’, ‘La sombra del pasado’), es el oficial y protector alemán que recibe con sumo interés las lecciones sobre el lenguaje oriental. Está decidido a sacar provecho de su condición militar durante su permanencia a cargo de la intendencia del campamento. Un hombre tan poderoso como el gris de la estancia en el campo de exterminio en el que preside un cartel que reza “a cada cual lo que le corresponde”.

Ambos registros mantienen una siniestra complicidad y dependencia dentro de su argumento, que muy gratamente se va complicando a medida que avanza su metraje.

Además de un ambiente tristemente oscuro, como corresponde, paisajes repletos de bruma, y las tonalidades grisáceas de los caracteres de sus personajes, destaca la banda sonora compuesta para la ocasión por los hermanos Galperine (‘Corpus Christi’, ‘Gracias a Dios’).

‘El profesor de persa’ es una historia visceral de supervivencia, de tensión que va in crescendo, donde la trama se enrosca en los recelos, los delirios y las sospechas con crudeza poética. Donde una persona puede equipararse a 20 latas de carne enlatada, y la mnemotecnia puede cobijar 2840 personas en otras tantas palabras inventadas. 

Lo mejor: la relación entre maestro y aprendiz, sus intérpretes y la ambientación, sin necesidad de mucha más grandilocuencia.

Lo peor: personas que devienen en nombres, palabras y, al final, unos cuantos números garabateados siquiera.

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